Una invasión de alrededor de 100 personas en la Estación Experimental de Caparo, en la reserva forestal de Caparo, el último bosque de la biodiversidad de los Llanos Occidentales, en el estado Barinas, se produjo en los primeros días de enero perjudicando casi 50 años de prácticas de campo de fauna y vegetación de la Universidad de los Andes. Autoridades anunciaron que formalizarán la denuncia el lunes 8 de enero ante el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas.

“Es una invasión espontánea, específicamente en el Área 3, de la cual tenemos conocimiento desde el 2 de enero, porque trabajadores desde el campamento Cachicamo, en el lugar, lo notaron y reportaron. El lunes una comisión irá a entregar la denuncia formalmente ante el ministerio. Ahí está lo que discutimos y acordamos en la reunión previa, los informes donde pedimos la desocupación del área invadida” señaló Darío Garay, decano de la facultad de ciencias forestales y ambientales de la ULA. Agregó que personal del ministerio va a apersonarse al lugar para hacer un recorrido y evaluar la situación.

La información que se maneja es que los invasores vienen desde unos 70 kilómetros de zonas aledañas en Barinas y también del estado Apure, dijo Garay. Luís Rojas, jefe de la estación, comentó que la ocupación fue generada con la intención de instalar viviendas irregulares. “Las personas que ocuparon el lugar, estarían delimitando el área para colocar ranchos y viviendas, lo cual perjudica y daña la forestación del sitio”, puntualizó.

El área de investigación inicialmente con 184.000 hectáreas, ahora cuenta con 7.000 hectáreas protegidas, que se redujo por el proceso destructivo de los llanos occidentales. “Es el último vestigio de lo que solía ser una extensión que iba desde San Carlos, estado Cojedes, hasta la frontera con Colombia. Es una reserva que ha estado amenazada con invasiones prácticamente desde su fundación”, dijo Omar Carrero, profesor jubilado de la ULA. Estas hectáreas restantes, están custodiadas y administradas bajo la figura de comodato por la universidad, donde realizan investigaciones y trabajos desde 1968.

Respecto a las garantías de la estación, Garay señaló que es responsabilidad del gobierno que se conserven estos espacios académicos. “Todo depende del ministerio, la GNB, del gobierno, porque sería doloroso perder este patrimonio que ha mantenido la universidad durante casi 50 años. Esta que es una biblioteca viviente donde vienen además estudiantes de distintas universidades a explorar y estudiar la flora, fauna y especies locales. Tiene una importancia académica y ecológica. Este laboratorio natural es vital para los estudiantes de ingeniería forestal y geografía de la universidad”.

CIFRA

7.000 hectáreas forman parte de un área original de 184.000, reducidas durante el proceso destructivo de los llanos occidentales


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