Una bacteria hizo que perdiera su pierna izquierda. Anselmo Ramón Román, de 68 años de edad, vive en una casa en Barbacoas, estado Aragua, y pasa los días en la puerta de su casa sentado en su silla de ruedas.

“Yo no tenía esta condición, estaba activo y tenía una bicicleta. Trabajaba como nadie se imagina y quedé en esta situación. Y mira, aquí estoy, se podría decir que discapacitado”, aseguró el aragüeño.

Tiene doce dedos, seis en cada mano. A Anselmo le gusta conversar y recordar la época en la que “hacía de todo”. Una camisa rosada con el lema “Jesús vive”, un pantalón verde doblado cubriendo lo que queda de su pierna y las manos cruzadas, como de costumbre, mostraron a un hombre nostálgico.

“Yo soy diabético y en 2012 estuve hospitalizado desde el 6 de enero hasta el 17 de diciembre. Me hicieron cuatro operaciones en esta pierna (la derecha), pero después agarré otra bacteria en la izquierda y quedé amputado en 2015”, reveló Román a El Nacional Web.

Además, Anselmo también presenta problemas en la vista: tiene cataratas y le cuesta ver claramente.

“Estuve dos veces en La Misión Milagro para la operación y no me pudieron hacer nada porque en una oportunidad se me subió la tensión y en otra me hacían falta los lentes, quedaron en avisarme. Los estuve llamando, y no llegaron nunca. Después quitaron eso”, señaló.

Anselmo contó que los doctores le recomendaron comer al menos seis veces al día debido a su condición. Sin embargo, no puede cumplirlo por la situación económica. “Tengo necesidades bravas”.

“Hay veces que no almuerzo porque se nos acaba todo. La caja (del Comité Local de Abastecimiento y Producción) tarda para que llegue. Me encantaría que llegara cada 15 días, como dice el presidente (Nicolás Maduro); pero hay veces que no llega en un mes o un mes y pico, y a uno se le ponen las cosas difíciles”, confesó Anselmo.

Contó que para él fue “bastante difícil” pasar de tener actividad a “no trabajar” debido a que antes ayudaba a su familia. Sin embargo, aseguró que ya no piensa en eso porque está resignado.

“Tengo la costumbre de guardar alguito de la pensión así no consiga más nada y compramos aunque sea yuca, ocumo o ñame y eso es lo que comemos solo”, añadió.

Román vive con su madre de 95 años, quien padece de demencia senil y ha sufrido de catalepsia luego de estar 15 días sin tratamientos en el mes de diciembre. “No se conseguía la medicina por ninguna parte”.

“El otro día se me resbaló en el baño y tuve que llamar a los vecinos y me la levantaron. Ella estaba tranquila, pero tiene mucha debilidad”, contó.

Román habla de su madre con ternura y compasión refiriéndose a ella como una compañía. “Se sienta aquí, habla conmigo y a veces pienso que yo necesito más que ella porque camina y yo tengo que hacer todo en la silla”.

“No puedo salir a la calle al menos que me cargue otro. Es bastante difícil”, precisó el hombre.

Anselmo Ramón Román asegura que solo le hacen falta un par de muletas para “por lo menos” poder salir a la calle y hacer todas sus cosas. Mientras la brisa hacía que las hojas de los árboles resonaran, él hablaba desde su experiencia y aseguraba que en la vida “hay que ser honesto y constante en todo lo que se haga”. 




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