La presencia de más de 1.000 militares venezolanos, principalmente en Cúcuta, ha llamado la atención de los grupos delictivos y paramilitares que operan en la frontera entre Colombia y Venezuela. 

Los empleos pueden implicar cargos como guardaespaldas de alguna figura política en ese territorio. »Es un grupo delictivo y ofrece darnos entrenamiento con armas de gran potencia. Lo que esconde la oferta final es la cárcel o la muerte», comentó una fuente para Infobae. 

Agrega que los grupos al servicio del narcotráfico son más directos al tratar de captar a algunos de los militares. Son los que ofrecen más dinero y con ello mayor riesgo.

Informan que una organización paramilitar que se hace llamar La Empresa, ofreció entrenarlos con armas de guerra a cambio de altos ingresos, con la excusa de preparar un ejército que enfrente a los mal llamados colectivos en San Antonio, en el estado Táchira. 

El informe en el que se amplía la situación también indica que hay militares que se han convertido en captadores de sus compañeros para que ingresen en los grupos guerrilleros, paramilitares o de narcotraficantes.

En el hotel Villa Antigua, en la ciudad fronteriza colombiana, el que más alberga a los agentes venezolanos, afirman que algunos militares se han dedicado a entrenar a sus compañeros para que entren en las filas de los grupos irregulares. En ese refugio solo hay hombres, es decir, no hay familias, mujeres ni niños, como en otros espacios, lo cual se presta para desarrollar la actividad.

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