La tristeza y la desolación inundaron los espacios del Hospital de Niños J. M. de los Ríos desde el miércoles en la noche cuando falleció un paciente de nueve meses de edad que llevaba casi dos semanas internado en la sala de Terapia Intensiva Pediátrica de ese centro de salud, con el virus H1N1 tipo Influenza A.

El pequeño fue ingresado por los padres que viven en Catia, luego de ser referido del hospital Elías Toro en ese sector, con síntomas de infección respiratoria aguda. Al principio pensaban que se trataba de una “gripe complicada”. El cuadro clínico, que luego fue confirmado, se convirtió en delicado debido a la agresividad del virus, según el diagnóstico médico. Había que dializarlo, pero no hubo tiempo para hacerlo.

Cuando Jonathan Loyo fue notificado del deceso de su hijo, se dirigió al hospital e ingresó a la sala de Terapia Intensiva Pediátrica donde, embargado por la tristeza y desesperación, preguntó cuál había sido la máquina en la que su hijo había fallecido y luego de obtener la información requerida destrozó la última máquina de hemodiálisis de nueve que presentaban fallas, de acuerdo con información confirmada por médicos del hospital.

La violencia manifestada por Loyo al disparar dentro del centro infantil con el arma que portaba y amenazar al personal obligó a familiares que lo acompañaban y a empleados de seguridad a sacarlo del hospital; en el trayecto rompió una puerta de vidrio. Funcionarios de la PNB y del Cicpc se presentaron en el lugar y se llevaron detenido al desesperado padre. No se informó si permanecía detenido.    

Plan urgente. El del pequeño fallecido no es el único caso de la influenza en el J. M. de los Ríos. El miércoles también fue confirmado otro cuadro de AH1N1 en un niño de 16 meses proveniente de la parroquia 23 de Enero, que se encontraba en la sala de cuidados intensivos junto con otro pequeño infectado con el mismo virus, residente de Candelaria.

“Todo esto puede ocurrir en una sala de terapia intensiva que no tiene aire acondicionado, ni servicio de agua regular ni medicamentos ni antibióticos que son necesarios en la terapia”, expreso Vietnam Vera, médico infectólogo del J. M. de los Ríos, quien precisó que no estuvo de guardia el miércoles en la noche, pero que con el personal y pacientes vive las carencias del hospital.

El especialista advirtió sobre la necesidad de un programa de epidemiología, no para alarmar sino para educar a la comunidad. “Si no existe un plan que eduque al personal de enfermería y a padres de pacientes, casos como el del AH1N1 pueden pasar inadvertidos. Puede haber una cantidad de niños con cuadros respiratorios infecciosos y no hay información que enseñe para estar alertas. Lo digo con todo el dolor de mi alma. No podemos poner en riesgo a los pacientes”, dijo Vera.

La influenza ingresó al país en 2009 cuando se reportó en San Antonio de los Altos, estado Miranda, el primer caso de un joven que acababa de llegar de Panamá. Dos años más tarde fue controlada y desde entonces no se había reportado un caso similar. El viernes 21 de abril, el presidente de la Corposalud de Táchira informó el registro de cuatro casos confirmados de AH1N1 en el Norte de Santander en Colombia y alertó que no había vacunas.

EPÍGRAFE

“Todo esto puede ocurrir en una terapia intensiva que no tiene aire acondicionado, ni servicio de agua regular ni medicamentos ni antibióticos necesarios para un paciente crítico”

Vietnam Vera

Intensivista del J. M. de los Ríos


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!