El río Orinoco creció a niveles históricos en el mes de agosto, en las estaciones de Puerto Ayacucho y Ciudad Bolívar, con una cota de 18,34 metros sobre el nivel del mar, 39 centímetros por debajo del máximo nivel registrado en el año 1892, cuando alcanzó 18,73 msnm.

Abraham Salcedo, jefe del Departamento de Ingeniería Hidrometeorológica de la Universidad Central de Venezuela, indicó ayer en un foro virtual organizado por la plataforma del Centro de Investigación en Gestión Integral de Riesgo, que las condiciones meteorológicas que se han presentado durante el año 2018, debieron ser prevenidas por el Estado, debido a que el año pasado se reunió con funcionarios de Protección Civil, en Bolívar, para prever las posibles inundaciones del río Orinoco, tomando en consideración los desbordamientos de hace más de 40 años cuando se registró una elevación histórica.

Aseguró que actualmente las autoridades gubernamentales deben proceder a registrar y documentar fotográficamente los niveles alcanzados por las inundaciones de las zonas de San Fernando de Atabapo, Puerto Ayacucho, Puerto Páez, Caicara, Cabruta, Ciudad Bolívar, Soledad, Ciudad Guayana y Barrancas.

Además, estas áreas deben cuantificarse mediante imágenes por los satélites Miranda y Sucre, a fin de determinar la evolución en el tiempo de las inundaciones presentadas entre los meses de julio y septiembre de este año. La idea es que se puedan elaborar a futuro mapas de amenaza y fomentar medidas estructurales de riesgos, y así se lograrán monitorear las regulaciones para el uso de la tierra, de manera que sea posible prevenir la construcción de viviendas, industrias o comercios en zonas de peligro.

Alfredo Gil, profesor del Departamento de Hidrometeorológica de la Universidad Central de Venezuela, anunció que el nivel de la cota en el estado Bolívar tiene 3 días disminuyendo 2 centímetros diarios, y permanece actualmente en 18,18 msnm.

Gil afirma que las medidas que deben programarse a corto plazo para solventar las inundaciones, implican establecer estudios de impacto ambiental, que incluyan un programa de monitoreo de las variables hidrosedimentológicas de la calidad del agua en los ríos afectados, con el fin de conocer las condiciones actuales y establecer una línea base que pueda servir de comparación para evaluar futuros impactos y fórmulas de mitigación.


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