La Estación Experimental de Caparo, en el refugio Caparo, en Barinas, la cual es área de investigación de la Universidad de los Andes desde hace 50 años, fue invadida el 2 de enero y continúa sin ser desocupada a pesar de la orden de un juez para su inmediato desalojo.

“La semana pasada una comisión del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, la Guardia Nacional Bolivariana, la Fiscalía y la ULA le entregaron a los ocupantes el dictamen del juez de un tribunal en Barinas, que prohibió la ocupación del área, con un plazo de desalojo que venció el viernes”, señaló José Lozada, profesor de la Facultad de Ciencias Ambientales y Forestales de la ULA.

Aproximadamente 200 personas, oriundas de municipios adyacentes de Apure, ocupan ilícitamente el terreno. Afirmaron que realizan los procedimientos legales para poder permanecer allí a través de una cooperativa, con el fundamento de que es una tierra ociosa, señaló Lozada.

“Tratan de defender su ocupación basados en que es una tierra que no se trabaja, sin embargo eso no aplica cuando se trata de una reserva forestal. Nos hemos reunido con ellos y aunque no han sido agresivos, en la ultima semana han imposibilitado a los empleados de la universidad en la estación hacer sus labores”, añadió.

Indicó que los ocupantes se han distribuido en tres campamentos, donde instalaron ranchos de lata, plástico y madera.

De un original de 3 millones de hectáreas del último bosque de los llanos occidentales, solo restan alrededor de 6.000 en la reserva, que están administradas bajo la figura de comodato por la universidad, donde realizan investigaciones y trabajos de la flora, fauna y especies locales desde 1968.

“Es lo último que queda de este ecosistema que conserva una biodiversidad importante de especies en peligro como el mono araña. La universidad tiene proyectos de casi 50 años de antigüedad que se perderían. Nuestros alumnos efectúan acá sus prácticas de campo de carreras como botánica; es nuestra más grande e importante aula natural”, resaltó.

Lo común de este tipo de invasiones es que sea con el propósito de la tala y comercio de la costosa madera que es natural de Caparo, advirtió el catedrático.

“Ellos dicen que solo quieren la tierra para sembrar café y cacao. Pero nosotros sabemos que la tradición de estas ocupaciones ilegales son para buscar la madera valiosa del área y la desforesten como sucedió en 2004, cuando perdimos unas 1.000 hectáreas”, puntualizó.

El académico informó que la universidad está a la expectativa de la situación y decidirán esta semana cómo actuar si la ocupación ilegal persiste: “El organismo encargado de las acciones es la GNB, nosotros hemos hecho todo el procedimiento institucional, más de eso no podemos. Nos estaremos reuniendo con el ministerio para encontrar una forma de proceder”.


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