La noche del pasado 23 de abril ocurrió un naufragio entre Güiria y Trinidad y Tobago. A bordo de un viejo bote viajaban unas 38 personas, de las cuales 22 eran mujeres.

La embarcación zarpó de forma irregular y sin una lista de pasajeros oficial. Esta tragedia sacó a flote uno de los oficios más viejos del mundo, la prostitución. Además, el hecho de que jóvenes y adultos venezolanos que desean emigrar pero no tienen los recursos para hacerlo, se ven expuestos a caer en el delito de trata de personas.

En un reportaje publicado en el diario The New York Times narraron la historia de Yoskeili Zurita, una adolescente de 16 años de edad que se fue de su casa hasta la isla de Trinidad sin permiso de sus padres. Se marchó con unos hombres que le habían prometido trabajo y comida. Planeaban obligarla a trabajar en un prostíbulo.

En el trayecto, la embarcación sufrió un percance y comenzó a hundirse. Yoskeili pasó dos días aferrándose a la cubierta del bote antes de que un grupo de pescadores la encontrara. Una prima con quien emprendió el viaje no corrió con la misma suerte.

El bote estaba abarrotado con 38 personas, equipaje y mercancía de contrabando. El motor dejó de funcionar y las pasajeras obligaron al capitán a cambiar el rumbo para volver a Venezuela. Arrojaron las valijas al mar y sacaban el agua de la embarcación con sus zapatos. Era demasiado tarde. 

En Trinidad, el propietario de un bar en Puerto España, se enteró de que las mujeres nunca llegaron a la costa. Les había pagado 300 dólares a los contrabandistas para que llevaran a una de las mujeres a su bar, donde iba a trabajar como prostituta. También le había pagado un soborno a la Guardia Costera para que no detuvieran el bote.

El sujeto explicó el arreglo que tenía con las venezolanas reclutadas para trabajar en su local: Le paga una cuota al barquero por su pasaje, confisca sus pasaportes y las envía de vuelta solo hasta que hayan multiplicado el monto que él gasta en traerlas de contrabando.

Los familiares de los sospechosos de participar en la red de tráfico de personas dijeron que sus parientes fueron falsamente acusados por las mujeres sobrevivientes.

Con información de The New York Times


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