Ana Molina siente tristeza cada vez que tiene que decirle a un cliente discapacitado que no tiene a la venta sillas de ruedas. Desde hace tres años trabaja como auxiliar de equipos médicos de Locatel en el Centro Médico La Trinidad y desde hace ocho meses ha visto cómo disminuyó a cero la oferta de sillas, andaderas y muletas. Ahora solo queda la opción del alquiler, previo pago de un depósito que oscila entre 1.780 bolívares para andaderas, y 21.280 bolívares para sillas.?Vienen bastantes clientes y la verdad siento decirles que no hay. A veces se alteran, pero uno los comprende. Pienso que seguramente tienen muchos problemas. Les explico que ni ellos ni yo tenemos la culpa, solo que ellos saben cómo está el país?, relata Molina.249.378 venezolanos (0,9 % de la población) dijeron tener una deficiencia, condición o discapacidad músculo-esquelética, según el Censo 2011. Muchos de ellos enfrentan una doble condena: además de sus limitaciones físicas para trasladarse, las fundaciones que les brindan apoyo e históricamente otorgaban sillas de ruedas en donación, como Bandesir o Fundaprocura, ahora tampoco tienen qué donarles.Bandesir, con más de 40 años de fundada, otorgaba en préstamo un promedio de 500 sillas al año. Este año solo pudo dar 120. Carolina Pérez, directora del organismo, asegura que desde hace tres años no reciben autorización de dólares preferenciales para importarlas. Como consecuencia solo pueden prestar las que reciben en donación luego de repararlas: ?En el año 2014 arreglarlas costaba 2.000 bolívares. Ahora cada una sale en 15.300 bolívares y eso, si conseguimos el material?.70% de los ingresos de Bandesir proviene del cobro de consultas médicas y odontológicas. Con ese dinero se les hace imposible adquirir las herramientas que necesitan las personas con movilidad reducida. A pesar de esto, Pérez se niega a bajar la santamaría: ?Nuestro propósito es ayudar como sea, con alguito. La vida está muy cara, pero eso no nos achicopalará?, expresó.Solicitudes pendientes. Desde su creación en el año 1992, Fundaprocura ha atendido a 8.240 personas y ha donado 6.000 sillas de ruedas. Actualmente tiene una lista de 2.270 solicitudes pendientes sin poder ofrecer respuesta a ninguna de ellas.Cecilia Puppio de Vegas, directora de la Fundación, explica que desde el año 1999 Fundación Telefónica aportaba 90% de los recursos para comprar 350 sillas del programa ?Nuevas esperanzas ruedan por Venezuela?. Ahora, con la misma cantidad de bolívares no pueden adquirir ni siquiera 5 de ellas.?No tenemos sillas para donar debido a su alto costo y porque desde hace 3 años no recibimos la aprobación de dólares preferenciales, a pesar de que pertenecemos al sector salud. Mientras el dólar siga así, será imposible adquirirlas?, advierte Puppio. Comentó a modo de anécdota cómo a la sede del organismo llegan personas beneficiadas por programas gubernamentales a las que les dieron sillas, pero por su mala calidad no las pueden utilizar en una ciudad como Caracas.Un bazar que impulsa las andanzas Aunque no tienen una sola silla de ruedas para donar, la Fundación Venezolana Pro Cura de la Parálisis, sigue de pie. Su directora Cecilia Puppio de Vegas afirma que junto con 24 trabajadores atiende con mística a las personas de movilidad reducida porque se anclan en los programas de rehabilitación y de capacitación que les ofrecen.En su sede de Chuao, les enseñan a reparar instrumentos musicales gracias a una alianza con el Sistema Nacional de Orquestas. Allí acuden tres veces por semana a aprender a reconstruir instrumentos de cuerdas y de aire. Próximamente también harán bombones, si logran conseguir financiamiento para este programa.El lunes 16 de noviembre, como lo hacen desde hace 25 años, realizarán su bazar anual. Con los fondos recaudados, gracias al evento benéfico, esperan obtener recursos para poder seguir trabajando por el mejoramiento de la calidad de vida de las personas con discapacidad motora, especialmente aquellas de escasos recursos económicos. ?Fundaprocura nunca parará. Ellos están más necesitados que nosotros y estamos acá para darles ese apoyo alterno?, concluyó Cecilia Puppio de Vegas.


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