Maritza Landaeta, coordinadora de la Fundación Bengoa, indicó que en un estudio que realizan en un colegio del sector popular La Estrella, en la zona Los Reyes Magos, en Maracaibo, 84 de 300 escolares menores de 6 años, es decir, 28%, presentaron retardo de crecimiento para la edad, y también retraso en 1 o 2 niveles de educación inicial, debido a la pérdida de habilidades cognitivas por desnutrición.

“Son niños pequeños que se desarrollan a una escala muy baja y tienen problemas de aprendizaje. Su madurez psicológica no está acorde con su edad cronológica. Los cuadros de desnutrición en los niños monitoreados alcanza 15%”, dijo. Agregó que los trastornos en el desarrollo físico se presentan en niños que no ingieren la cantidad recomendada de nutrientes luego de ser amamantados.

“Sus madres no pueden proveerles los alimentos complementarios. El cuerpo necesita energía y cuando no la obtiene de la alimentación se descompensa, lo que causa el retardo de crecimiento”, indicó.

Añadió que las tasas de crecimiento en la talla y el peso ahora no son proporcionales, y el sobrepeso ha desparecido.

En los hospitales los casos de desnutrición llegan a un estado severo, alertó la especialista, quien indicó que la pérdida de masa muscular en niños va acompañada de la aparición de edemas, es decir, de la acumulación excesiva de líquidos que se produce por la deficiencia de las vitaminas B1, B5 y B6 que se encuentran en las carnes y los frutos secos: “Son alimentados con agua de cereal. Las malas condiciones alimenticias atacan el sistema inmunológico de estos niños”.

Agregó que los cuadros infecciosos y las anemias son otros de los síntomas que visibilizan la baja ingesta proteico-calórica.

Aunque muchas de las consecuencias de la mala nutrición pueden ser reversibles con orientación nutricional y observación médica, el deterioro del coeficiente intelectual puede ser permanente, lamentó: “Está demostrado que la desnutrición aguda puede causar la pérdida de 5 a 6 puntos de coeficiente intelectual, por lo que debe ser atacada urgentemente en los niños durante los primeros años de crecimiento”.

Para contrarrestar el retardo de crecimiento, la especialista señaló la importancia de abordar la desnutrición en las zonas vulnerables, donde las familias de bajos recursos no tienen acceso a los alimentos. “Debemos recordar que por cada niño que muere por desnutrición hay otro 20% en la comunidad que tiene niveles graves o agudos de déficit nutricional”, señaló.

Recalcó el papel de las fundaciones para ofrecer educación alimentaria a las comunidades rurales que están desasistidas por los programas de salud: “Recomendamos comer vísceras, que son fuente de proteínas, con vegetales y granos. También les decimos a las madres que les dan lactancia a sus niños porque de esa manera los protegen”.


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