La Sala Cabrujas de Cultura Chacao fue el epicentro de la I Jornada Internacional  sobre Gestión y Políticas Culturales para la Cooperación al Desarrollo, llevadas a cabo del 26 al 28 de julio de 2018 en Caracas, en el marco de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Durante el evento, algunos de los organizadores y participantes comentaron a El Nacional Web sus expectativas sobre los resultados del evento y su punto de vista sobre el tema central: la gestión cultural como motor de desarrollo económico y social.

Rosa Virginia Urdaneta, gerente general de la Fundación Cultura Chacao, indicó que es importante para la institución toda el área de formación, debido a que se debe fomentar la cultura en el ciudadano. Agregó que decidieron ofrecer una visión mezclada de la educación, el patrimonio y la sostenibilidad sobre el punto 4 de la Agenda 2030.

— ¿Qué llevó a la organización de estas Jornadas?

— Para Cultura Chacao es importante toda el área de formación. No solo podemos hablar de metas que tengan que ver con actividades como Chacao Lector, también tenemos que pensar en los planes de formación, fomentar la cultura ciudadana. Por eso nos embarcamos en este bello evento de las Jornadas con un grupo de instituciones y profesionales para concretar y ofrecer una visión desde el objetivo 4, que tiene que ver con la educación, el patrimonio y por supuesto la sostenibilidad, que es la línea de trabajo fundamental de los diecisiete objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada en septiembre de 2015.

— ¿Fundación Cultura Chacao ha trabajado con otras organizaciones para lograr y expandir el alcance de estos planes de formación cultural?

— Sí, por supuesto. Somos una institución que ha gestionado relaciones con otras instituciones privadas y públicas durante más de 25 años. Hemos trabajado incansablemente con innumerables embajadas y organismos diplomáticos que nos apoyan, como la Unesco, hoteles y empresas privadas como El Nacional, que siempre ha sido solidario con nosotros y nuestros eventos; la lista es infinita. Por ejemplo, sin ningún orden en específico, para organizar estas Jornadas nos han acompañado la Embajada de España, Libros El Nacional, Fundación Bigott, Archivo de Fotografía Urbana, Te Paseo, Unión Europea, Hotel Pestana Caracas; una serie de instituciones públicas y privadas que se animaron y apostaron por nuestros proyectos que en el fondo es apostar por el país.

Por su parte, José Luis Figueroa, organizador de la I Jornada Internacional sobre Gestión y Políticas Culturales, explicó que desde la Organización de Naciones Unidas se establecieron los objetivos de desarrollo sostenible, pues la cultura dejó de ser un accesorio y pasó a ser una estrategia principal del desarrollo local y territorial.

“Como la agenda 2030 lo que pretende es un mundo global más humano, yo creo que todo ciudadano, toda organización y todo profesional en el mundo debería ir en esa misma dirección”, comentó Figueroa.

Agregó que la idea de la I Jornada fue que los gestores culturales y patrimoniales, además de las profesiones conexas a la cultura, se acercaran a los objetivos del Desarrollo Sostenible y durante el evento reflexionaran cómo pueden adaptarse, enmarcarse con los objetivos y establecer estrategias adecuadas para su realización.

— ¿Cuál fue el criterio de selección para los conferencistas?

— Siempre buscamos una dimensión internacional dentro de los programas de formación continua, porque las experiencias los profesionales de uno u otro continente pueden armonizar, inspirar y facilitar proyectos mutuos y en este caso, como tenemos un vínculo interuniversitario a través de la Universidad Politécnica de Madrid, con el curso de Gerencia Cultural que ofrecí este año en la Escuela Superior de Arquitectura, decidí establecer otros puentes de conexión con esa universidad y por ello escogí al catedrático y profesor emérito Joaquín Ibáñez, que tiene una larga trayectoria en el desarrollo de proyectos vinculados con el patrimonio cultural, además que esa universidad tiene un proyecto de cooperación al desarrollo muy importante y fue una de las razones por las que decidí que fuera uno de los conferencistas. En el caso de Venezuela, escogí a Víctor Guédez, un consultor en ética empresarial con una amplia experiencia en el campo de la responsabilidad social empresarial, y con consideraciones importantes sobre lo que debe ser la cultura, como base del desarrollo sostenible.

— ¿Qué importancia cree usted que tiene el patrimonio para la formación de gestores culturales?

— Además del valor simbólico del patrimonio, hay un tema de identidad. El patrimonio genera la construcción de la identidad y la ciudadanía y hay otros temas alrededor, como el turismo cultural y las industrias creativas, que plantean escenarios innovadores, facilitan empleos, mejoran ciudades. Hoy el patrimonio es un elemento de desarrollo local importantísimo y contundente que genera riqueza y bienestar. Hay que hacer un esfuerzo para que el patrimonio sea reconocido, interpretado, valorado y sea accesible a todos los ciudadanos; toda la gestión cultural y sus proyectos vinculados con el patrimonio deben tener necesariamente a la comunidad como protagonistas, para su revalorización y su respeto por y para las generaciones futuras.

Víctor Guédez, especialista en culturas organizacionales y responsabilidad social empresarial, uno de los conferencistas del evento, explicó que su conferencia surgió de una premisa conceptual y una práctica.

— Mi conferencia parte de una premisa conceptual y una premisa práctica. La conceptual es que entre la gerencia cultural y el desarrollo sostenible hay relaciones porque una impacta a la otra; redimensiones porque una repotencia a la otra y consustanciaciones porque una se integra con la otra. Eso quiere decir que no se puede plantear el desarrollo sostenible sólo en términos de crecimiento económico, equidad social y preservación ambiental sin agregar una cuarta dimensión, que es la dimensión de la cultura, porque es que la que permite reorientar los esfuerzos e identificarse con los valores que comprometen la consecución armónica de esos tres aspectos. La premisa práctica son las cuatro R necesarias para el desarrollo del país. Reconciliación, pues hay que convivir o de lo contrario nos enfrentamos a estrellarnos contra la realidad y así no se puede hacer absolutamente nada. Reinstitucionalización, porque sin instituciones no se legitiman ni se alcanzan los objetivos. Recuperación económica, pues desde luego todos somos víctimas de lo que significa no hacerlo. Finalmente, Reorientación de la cultura, para convertirla en una disposición y en una vocación de alcanzar las tres R anteriores.

— A partir de su ponencia, ¿cuál cree usted que pueda ser la reflexión final que se alcance con esta Jornada?

— Que se tome conciencia sobre el tema del desarrollo sostenible, que es muy importante. A medida en que se acepte que tienen que armonizarse lo económico, con lo social, con lo ambiental, se impedirá que haya excesos y caricaturas en la sociedad. Cuando en una sociedad solamente se privilegia lo económico, desemboca en un capitalismo salvaje. Cuando se privilegia lo social y se olvida lo demás, desemboca en un socialismo retrógrado. Y cuando solo subrayas lo ambiental, es ambientalismo primitivo. Entonces, o caes en una caricatura o en la capacidad de armonizar esas tres cosas, y este evento busca caer en la armonía esas tres cosas a través de la cultura, que es la cuarta dimensión que actúa simultáneamente sobre ellas.

Por su parte, Joaquín Ibáñez, profesor emérito de la Universidad Politécnica de Madrid, indicó la importancia de la arquitectura en el desarrollo sostenible y cómo crear una educación global en Venezuela.

—¿Cuál cree usted que es la importancia de la arquitectura dentro del desarrollo sostenible, hermanada con la cultura?

—La cultura en el fondo es un activador de la sociedad, aunque la cultura en sí misma no es nada y es todo. Pero como un todo, la cultura está enriquecida con la educación, que es más importante que la cultura. Es el instrumento que nos convierte de seres biológicos a ser racionales y sociales. Muchos de los problemas que tenemos en todos los países son producto del déficit en la educación, no tanto de la cultura. Entonces desde la arquitectura, enseñándola no como una disciplina rígida y limitada, sino como una herramienta de conocimiento y restauración de los espacios públicos, asociados íntimamente a la memoria y a la identidad, podemos construir universidades con conciencia de desarrollo sostenible a través de estos programas de cultura arquitectónica, pues el patrimonio cultural social es un elemento de desarrollo humano y económico. Hay que educar no solamente dentro de escuelas como la de Arquitectura, hay que educar en todos los sectores de todos los países del mundo para ser ciudadanos globales.

—¿Cómo cree usted que esta educación global se pueda establecer en Venezuela?

— El siglo XX generó muchas barbaridades en el mundo y hay que pasarlas, como una mala enfermedad. Una de las cosas que se produjeron de esas barbaridades fue ese documento perverso que es el pasaporte. Las fronteras hay que desaparecerlas, crear una cultura iberoamericana homogénea, pues la identidad del siglo XXI es mestiza y múltiple. Hay que convertirnos en ciudadanos del mundo, no sólo de sociedades cerradas. Contamos con un patrimonio cultural iberoamericano y todos debemos asumirlo y conocerlo y rescatarlo.


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