Sarah Serfatty viajó de Madrid a Caracas la semana pasada exclusivamente para unirse a la marcha convocada por la oposición el pasado 19 de abril. Emigró hace un año del país, pero Venezuela todavía le quita el sueño. El miércoles llegó a la autopista Francisco Fajardo por Parque del Este y poco a poco fue avanzando a la cabeza de la movilización.

La primera arremetida de la Guardia Nacional Bolivariana con bombas lacrimógenas comenzó a la altura del centro comercial El Recreo donde Sarah y la gente a su alrededor comenzaron a correr a las calles aledañas, pero bajaron más funcionarios y tuvieron que regresar a la autopista.

La gente corría, se atropellaba, se asfixiaba. En algún punto ella le dijo a una amiga que se movieran al margen del río Guaire, donde van a parar las aguas residuales de Caracas.

“Empezamos a caminar por el espacio de tierra entre la autopista y el agua, pero los GNB seguían lanzándonos gases lacrimógenos ahí. Cuando me tiré al Guaire tenía tres bombas en los pies. Pensé: ‘Si no me lanzo, me voy a desmayar”, recordó.

El agua le llegaba a la rodilla y pese a la indefensión en que se encontraban, los funcionarios no cesaron los ataques. Luego sintió que la corriente del río la arrastró. Pidió ayuda y un muchacho logró auxiliarla para que se pusiera de pie. Cuando logró abrir los ojos, observó las bombas flotando alrededor.

La joven de 25 años se quitó los zapatos y las medias para tratar de subir por la rampa y salir del canal, pero el peso de la ropa mojada complicaba la tarea. Los bomberos llegaron para rescatar a los manifestantes que permanecían en el río y Sarah aprovechó que desplegaron una cuerda para salir de ahí.

Como ella, Andrés Guinand de 28 años de edad trataba de encontrar un respiro entre la cantidad de gases. Se lanzó al río y mientras trataba de cruzarlo una bomba le cayó en la cabeza. Sufrió una fractura hundida abierta a nivel parietal, confirmó uno de los neurocirujanos que lo atendió horas después en el Centro Docente La Trinidad.

En la clínica le realizaron una limpieza quirúrgica y redujeron la fractura. Ahora permanece con antibióticos para disminuir el riesgo de complicaciones por una infección producto de las bacterias en el agua a las que estuvo expuesto.

La abogada Ingrid Fajardo, de 43 años de edad, fue otra de las manifestantes que tuvo que adentrarse al río, referencia de contaminación para los caraqueños. “No había otra opción. Yo sentí que me tiraba al río o moría ahogada”, contó. Añadió que lo vivido fueron momentos desesperantes y que por el miedo prefirió no cruzar el cauce.

“Al bajar me golpeé el brazo. Ahora tengo un hematoma. Toda la ropa olía a pupú. Logré salir porque había unos matorrales y entre los que estábamos ahí nos ayudamos”, dijo.

Serfatty y Fajardo volvieron a marchar ayer. La primera sueña con regresar al país y la segunda dice que luchará por sus derechos porque no quiere irse. Antes pasaron por Salud Chacao donde a Sarah le dijeron que si ya habían pasado seis horas sin que tuviese malestar no requería vacunarse con el toxoide, pero que permaneciera atenta a reacciones en la piel. A la abogada le mandaron antibióticos y antinflamatorios para su lesión en el brazo.


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