De acuerdo con el Centro Europeo de Control de Enfermedades, organismo encargado de monitorear el estado de salud en los países de la Unión Europea, la difteria, considerada bajo control a nivel mundial, es observada muy de cerca en Venezuela debido a su potencial repercusión en la salud de Latinoamérica y Europa.

Alejandro Arenas-Pinto, senior clinical research associate en el Institute for Global Health, en Londres, indica que el reporte del CECE demuestra que los niveles de vacunación en Venezuela han caído drásticamente para que el grado de transmisión de la difteria sea tan elevado, al punto de ser considerado una amenaza.

El investigador venezolano explica que, a diferencia de otras enfermedades infectocontagiosas como el sarampión, que se transmite fácilmente si unos pocos no están vacunados, la propagación de la difteria significa una ausencia total de inmunización. “Este caso es un ejemplo de cómo el programa nacional de vacunación en Venezuela ha colapsado y cómo una gran proporción de los ciudadanos está bajo riesgo”, señala el investigador.

“Esta situación convierte a la migración venezolana en un problema para el sistema de salud de los países en los cuales se están refugiando. Las enfermedades infecciosas son se transmiten muy fácilmente de una persona a otra, en cualquier lugar. Por esta razón, el reporte del Centro Europeo de Control de Enfermedades aconseja mantener a Venezuela bajo constante vigilancia desde el punto de vista de salud”.

Explica Arenas-Pinto que el CECE tiene por objetivo monitorear el continente europeo y hacer recomendaciones a los gobiernos de la UE, en el manejo de los que consideren riesgos potenciales a la salud pública y de los ciudadanos.

“En 2017, el CECE identificó la difteria como un problema global proveniente de dos fuentes, Yemen y Venezuela”, agrega el científico. Pero esta no es la única enfermedad que ha incrementado el número de casos, la malaria, el sarampión y el Sida, también presentan cifras altamente preocupantes.

500.000 personas tienen malaria

De acuerdo con el reporte de 2018 de la Organización Mundial de la Salud, en Venezuela hay casi 500.000 personas afectadas con malaria.

“La propagación y la presencia de la malaria en el país es muy similar a la que sufrió a principios de los años treinta. La única explicación posible es que todo el trabajo de prevención y de tratamiento se ha detenido por completo. En el pasado, la gente solía decir que si de algo se estaba seguro en Venezuela era de conseguir a un inspector de malaria en cada rincón del territorio. En aquel entonces, había una armada de expertos que cubría todo el país y trabajaba todos los días en prevenir y controlar la enfermedad”, narra Arenas-Pinto.

La OMS se impuso como objetivo reducir la transmisión de la malaria en 75% entre 2000 y 2015. Para el final de ese período, el informe revela resultados exitosos y alentadores en casi todo el mundo excepto en Venezuela, donde en vez de una reducción se observó un incremento en los casos de paludismo.

Agrega el experto que países como Colombia y Perú manejan entre 80.000 y 70.000 casos de malaria, lo que indica una diferencia enorme en relación con el escenario venezolano.

Arenas-Pinto aclara que no es fácil determinar el nivel de gravedad de la situación venezolana en lo que se refiere a las enfermedades transmisibles, porque los datos y especificaciones de los casos y las regiones siempre han estado en manos de un organismo controlado o vinculado al gobierno.

“Además, el Ministerio de Salud dejó de imprimir el reporte epidemiológico hace más de cinco años y esto hace mucho más difícil diagnosticar la problemática venezolana”, agrega.

Sin embargo, el investigador refiere que agencias internacionales mantienen sistemas de vigilancia y monitoreo sobre el sector y de esa manera pueden estimar cuántos casos de las diferentes enfermedades de transmisión han sido reportados o tratados.


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