A las afueras de las discotecas más reconocidas de Caracas, aún en medio de la crisis económica que azota al país, se hacen filas para ingresar a los locales y disfrutar de una noche de música, tragos y bailes.

En Las Mercedes, zona conocida por albergar varios de los establecimientos nocturnos más famosos de Caracas, el costo de una entrada puede variar entre los 100.000 y 1.500.000 bolívares, dependiendo de la noche y el lugar.

Un miembro del equipo de seguridad de Teatro Bar aseguró a El Nacional Web que, a pesar de que sigue habiendo buena afluencia de público a los locales, sí se ha generado un impacto considerable en el ámbito nocturno.

“Mucha gente ha migrado y muchos de los que se quedan se han retirado de la movida nocturna, debido a la inseguridad o porque el sueldo no les alcanza para rumbear”, aseveró.

Carol Soriano, estudiante en la Universidad Simón Bolívar, comentó que la mayoría de la gente con la que asistía a los locales nocturnos ha salido del país, así que ahora asiste con menor frecuencia a las discotecas.

“Antes rumbeaba con mis amigas de bachillerato, pero la mayoría se fue del país y las que quedan no pueden porque el dinero no les alcanza”, expresó.

La crisis económica ha impactado en la vida nocturna, por lo que muchas personas solo pueden salir de fiesta cuando pueden. Sin embargo, eso no ha impedido a otros derrochar altas sumas de dinero.

Un empleado de una reconocida discoteca de Las Mercedes aseguró que mucha gente se ha involucrado en la movida nocturna como “nuevas divas”.

“Hay mucha gente que llega en autos costosos, con guardaespaldas y muchos lujos. Esa gente no depende de un sueldo quincenal para rumbear”, declaró.

Sin embargo, los días de quincena sí hay mayor asistencia de público a los locales, que se han valido de promociones llamativas para garantizar la presencia de las personas.

El “ladies night” y los tragos gratis para las mujeres aún son las estrategias más utilizadas para atraer al público femenino, pues consideran que los hombres asisten más cuando hay presencia de mujeres. 

“Ahora las mujeres rumbean más y muchas se valen de su belleza para conseguir alguien que esté dispuesto a pagar los servicios que ellas no pueden”, destacó un mesonero.

Un servicio de ron o vodka, los más comprados por los consumidores, oscila entre 2.500.000 y 3.000.000 bolívares, respectivamente. 

Aunque los precios no son accesibles para todos, a mucha gente se le puede ver disfrutando durante toda la noche con tragos en la mano.

Los rumberos también comen

Antes o después de las rumbas, los establecimientos de perros calientes, pepitos o hamburguesas se llenan de personas que buscan saciar el hambre rápidamente con una “bala fría”.

Trabajadores de los puestos de comida rápida señalaron que este tipo de negocio sigue siendo lucrativo a pesar del alza de los precios.

“Sigue siendo rentable mantener un puesto de perros calientes en esta zona, la gente que viene a rumbear también come”, detalló un vendedor de perros calientes a El Nacional Web. 

Un perro caliente puede costar entre 120.000 y 180.000 bolívares; el precio de una hamburguesa está entre 380.000 y 550.000 bolívares, mientras que las bebidas pequeñas y el agua cuestan 100.000 bolívares.

En un buena noche de trabajo, es posible que estos puestos de comida recauden hasta 50 millones de bolívares.

“Siempre hay ganancia: en una noche de mucha venta hacemos hasta 50 millones de bolívares”, dijo un empleado. 

Los clientes indicaron que para una persona que gana sueldo mínimo, fijado en 392.646 bolívares desde el 1° de marzo, es imposible comprar comida en la calle.

“Con un sueldo mínimo puedes comprar solo una hamburguesa normal sin bebida (…) La gente que tiene una sola fuente de ingreso no puede darse el lujo de rumbear y comer en la calle”, comentó un joven.

Ser taxista: un trabajo intermitente

Son pocos quienes llegan a las discotecas a pie o en taxi. En la mayoría de los casos, llegan en camioneta, carro o moto.

Cuando la fiesta se acaba, los taxistas elevan su voz para anunciar sus servicios a quienes no poseen un medio de transporte propio. Muchos aceptan transferencias, otros solo efectivo «porque los bancos a esta hora no trabajan».

Las tarifas de los taxistas dependen del lugar al que se dirige el cliente y del método de pago.

Un taxista explicó que por transferencia el precio del servicio aumenta: una carrera que en efectivo costaría 400.000 bolívares, por transferencia cuesta 500.000.

José Martínez, taxista que por motivos de seguridad solo trabaja con clientela fija, dijo que todavía hay gente que paga en efectivo.

“Hay gente que paga en efectivo a pesar de la escasez. Tener 400.000 bolívares en billetes parece imposible para muchos, pero algunos los gastan sin que les duela”, declaró Martínez.

Para las personas que no tienen vehículo propio o que no pueden pagar un taxi, la mejor opción es esperar a que Chacaíto, la estación del Metro de Caracas más cercana, abra sus puertas a las 5:30 am, pero corren el riesgo de estar en una de las ciudades más peligrosas del mundo.

Choque con la realidad

Cuando el sonido de la música se pierde por las calles aledañas a las discotecas de Las Mercedes, un grupo de niños y jóvenes viste ropa desgastada y zapatos rotos sobre la piel manchada por el abandono. En compañía de algunos adultos se reúnen en cualquier lugar que les sirva de refugio, con sábanas y cobijas con las que intentan cubrirse del frío mientras pasan la noche tendidos sobre el duro piso de concreto.

A veces rondan por las calles pidiendo dinero o se detienen junto a los contenedores de basura de los puestos de comida rápida, a la espera de que algún comensal arroje un trozo de pan, o en el mejor de los casos, que alguien se ofrezca a comprarles algo del menú.

La situación económica y social ha afectado los espacios de recreación nocturna que sirven como escape de la cotidianidad. Cada vez que las discotecas abren, al menos por una noche, muchos intentan olvidar la angustia que causa vivir en un país donde reina la incertidumbre.


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