Trabajadores sociales y funcionarios policiales aseguran que en Caracas hay al menos 10 pandillas de jóvenes y niños que hacen vida en las calles de la ciudad y se alimentan de las sobras que consiguen en la basura.

Estos grupos, donde además de niños hay jóvenes y adultos, defienden la comida que encuentran en las bolsas de desechos con palos, cuchillos y machetes.

Las pandillas se concentran en zonas donde hay restaurantes y panaderías, para tener mayor garantía de alimentación. Cuando alguno consigue algo, lo comparte.

En algunas zonas ya cuentan con organizaciones que les brindan techo y comida.

Beatriz Tirado, directora de Ángeles de Calle: organización no gubernamental que ofrece caridad a los más necesitados, dijo a El Nuevo Herald que en el país siempre han existido niños callejeros, pero que la situación actual es más delicada porque hay quienes encuentran más comida en la calle que en sus casas. 

Roberto Patiño, que ha establecido 29 comedores públicos para niños en todo el país, coincidió con Tirado en que las comunidades no tienen alimentos y por eso los pequeños están buscando formas para sobrevivir.

En los comedores de Patiño se alimentan unos 1.000 niños de lunes a viernes, pero advirtió que no pueden cubrir toda la demanda.

En Caracas es donde se observan más personas en las calles. En su mayoría son personas que en sus hogares, además de pasar hambre, han sufrido de violencia. Los expertos alertan que esta situación va en ascenso.

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