En el Metro de Caracas se nota, en las horas de mayor afluencia de usuarios, cómo ha sido reducida la flota de trenes. Aquello de motores “a máxima revolución”, un lema que popularizó la compañía de transporte, se quedó en palabras.

Durante los traslados diarios se han multiplicado los desalojos de unidades antes de que lleguen a su destino. Las razones que señalan los operadores suelen ser fallas en el tren o inconvenientes con la energía eléctrica.

Otras veces el Metro indica que hay “fuerte retraso”, también por problemas de energía. El resultado es el desespero entre los usuarios, que tampoco pueden contar con el cada vez más colapsado transporte superficial.

En todo el sistema hay un total de 124 trenes. De ellos apenas 65 están operativos y 59 están fuera de servicio, de los cuales 34 son recuperables, 19 irrecuperables y 4 están en evaluación.

En la Línea 1 solo operan 27 unidades de una flota de 48; en Línea 2 funcionan 23 de 57 y en la 3 sirven 15 de 19.

Un trabajador de la compañía, que pidió resguardar su nombre, dijo que en la Línea 1 salen de circulación tres trenes por semestre, una situación que incrementa mientras empeoran las fallas de las unidades.

70% de esa flota, cuya marca española es CAF y que fue puesta en circulación en 2011, solo tiene instaladas dos zapatas por vagón cuando lo adecuado es que sean cuatro. Esta alternativa ha sido llevada a cabo por el Metro de Caracas desde julio de 2017 para economizar los pocos recursos con los que cuenta.

La zapata es una de las partes más importantes de las unidades. Su función es transmitir energía a los trenes al hacer fricción con el tercer riel de la vía. Es uno de los repuestos que no han podido ser importados debido a la falta de recursos, así que son utilizadas hasta que se desgastan totalmente.

El problema de que los vagones tengan dos zapatas en vez de cuatro es que se generan sobrecargas en el sistema, lo que se refleja en el alto número de cortocircuitos.

A los trenes también les ha afectado la falta de mantenimientos rutinarios. La indisponibilidad de materiales como detergentes o solventes impide la limpieza y remoción de grasas, lo que conlleva a que se impregne polvo metálico en los equipos. Este material llega a elementos frágiles como rodamientos, motores eléctricos, ejes, componentes eléctricos y ventiladores.

Tampoco ha sido posible el mantenimiento rutinario de las vías férreas y túneles, lo que empeora la acumulación del polvo metálico.

El trabajador advirtió que la sobreutilización de los pocos trenes disponibles acelera el desgaste de sus elementos. Indicó que con una flota operativa de 36 o 40 unidades sería posible un equilibrio en la Línea 1.

Para la recuperación de la flota de la Línea 1, afirmó que se necesita una inversión de 9,5 millones de dólares. Para las líneas 2 y 3 señaló que se requiere una inversión de 18,8 millones de dólares.


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