Por un aumento considerable de casos de malaria, sarampión, difteria y VIH en 2018, así como por la migración forzada de venezolanos y el impacto de la crisis del sector en los Estados vecinos de la región, la situación del país será el objeto de debate en el 56 consejo directivo de la Organización Panamericana de la Salud en la 70 sesión del Comité Regional para las Américas, que se realizará desde el domingo 23 en Washington.

Durante el encuentro de las 35 naciones, que durará hasta el día 27, se conocerá la emergencia que vive el país a través del documento “Respuestas de la OPS para mantener una agenda eficaz de cooperación técnica en Venezuela y en los Estados miembros vecinos”. El texto fue elaborado por la representación de la oficina de esa organización en Caracas, y allí se recomienda al gobierno, entre otros cuatro señalamientos, ejecutar medidas urgentes a fin de racionalizar y movilizar los recursos existentes destinados a asegurar el funcionamiento de los hospitales y “abordar las brechas en la atención primaria de salud para responder a los retos inmediatos”. La medida, indica, puede requerir planes de contingencia para retener la fuerza laboral existente, proyectos a corto plazo para trabajar las diferencias de los recursos, y pasos para aumentar la disponibilidad de suministros y medicamentos esenciales.

En el escrito, en el cual se formulan también sugerencias a los países afectados para que intervengan, se expone cómo se han desarrollado las epidemias en el país, con casos aportados por el Ministerio de Salud, lo que significa el reconocimiento de la crisis de salud pública por parte de las autoridades gubernamentales, y también se difunden cifras oficiales que no se daban a conocer desde 2016 y que tenderán a incrementarse este año.

En el análisis de la situación venezolana destaca la epidemia de malaria. De acuerdo con el texto, el número aumentó en los últimos tres años al pasar de 136.402 en 2015 a 406.289 en 2017. Este incremento se vincula principalmente con la migración de personas infectadas de las zonas mineras del estado Bolívar a otros lugares del país con ecosistemas proclives a la propagación, y se conecta, además, con el costo inasequible de medicamentos y la falta de controles, apunta el documento. La enfermedad procedente de Venezuela ha sido registrada en Brasil, estado de Roraima, con 3.225 notificaciones de venezolanos enfermos de 11.628 en total hallados 2018; en Guyana y Perú (10 reportes), y en Trinidad y Tobago (20 casos de 23).

El sarampión representa el problema más impactante pues se presenta en los 23 estados y el Distrito Capital, y de los 4.272 enfermos confirmados entre julio de 2017 y 2018, 3.545 fueron descubiertos solamente en el último año. De las 62 muertes notificadas, 53 ocurrieron en Delta Amacuro, la mayoría entre comunidades indígenas. Aunque se advierte una mayor cobertura de vacunación, específicamente en Vargas, Miranda y Distrito Capital, se difundieron numerosos registros importados en Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.

El informe deja constancia de la cooperación prestada por la OPS en materia de vacunación a través del Fondo Rotatorio y de otros suministros.

La OMS

La tuberculosis se extendió en el país en 2017

Hay 2.410 reportes más en apenas un año. La cifra representa el aumento de la enfermedad infecciosa, al pasar de 8.542 casos en 2016 a 10.952 personas infectadas en 2017, de acuerdo con el Reporte Global de Tuberculosis, correspondiente al año pasado, que publicó la Organización Mundial de la Salud. La cifra, que preocupa a los organismos internacionales, superó los cálculos de las sociedades médicas.

De la cantidad de enfermos notificados por Venezuela a la OMS, la mayoría corresponde a la tuberculosis pulmonar y 60% fue diagnosticado también con el Virus de Inmunodeficiencia Humana.

“Es una enfermedad relacionada con la pobreza y que continúa alcanzando a las poblaciones más vulnerables”, indicó Tereza Kasaeva, directora del Programa Global contra la Tuberculosis de la OMS, cuando se difundió el informe.

Entre los factores de vulnerabilidad que han contribuido a aumentar la incidencia del mal se encuentran la desnutrición y el hacinamiento, razones por las cuales es el más frecuente y también preocupante entre los presos en el sistema penitenciario. Entre las personas con VIH, la tuberculosis figura como una de las principales enfermedades oportunistas que afectan el organismo debido a la deficiencia del sistema inmunológico.


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