Ayer las paradas de transporte público superficial en el este y el oeste de Caracas estaban abarrotadas de usuarios en espera de autobuses que los trasladaran a sus destinos, debido  a la suspensión por 12 horas del servicio en protesta contra la crisis que atraviesa este sector y por la detención arbitraria de uno de los choferes.

Los usuarios, que tampoco contaron con el servicio del Metro por su cierre parcial, desconocían la protesta del gremio. Pero la paralización parcial de los buses se cumplió. “El 80% de las unidades no trabajó”, aseguró el director de la línea de Casalta, Luis Salas.

Consideran que las autoridades del Ministerio de Transporte han sido negligentes al no atender y aliviar la crisis que atraviesan. “Toda la línea de Casalta estuvo paralizada. Son aproximadamente 300 autobuses”, señaló Beto Zambrano, chofer de la línea, quien se quejó de las complejidades que tienen para ofrecer el servicio. “Solo podemos comprar cauchos usados y duran entre 20 y 25 días”.

Los transportistas señalaron, además, que temen por su integridad personal debido a  la inseguridad. “Una vez a la semana secuestran las unidades. Se meten en el vehículo, desvisten al chofer y se hacen pasar por él para desvalijar el autobús. La gente no se da cuenta porque creen que están cambiando un caucho”, declaró Rafael Molina, transportista del Bloque Oeste.

Aunque la situación es crítica, algunos conductores no acataron el paro, particularmente los de las rutas Guarenas-Guatire desde Parque Miranda. “No podemos parar porque somos padres de familia. Para pararnos tenemos que hacerlo todos”, enfatizó un conductor de la asociación de transporte Buenaventura.

La suspensión tuvo acogida en rutas dentro de la capital. “Hemos recibido buen apoyo”, indicaron choferes de Casalta. No obstante, los usuarios permanecieron en largas colas para moverse en rutas suburbanas y urbanas, algunos permanecieron en ellas hasta una hora para llegar a su destino, otros debieron pagar hasta 500 bolívares a transportistas de líneas piratas que circulan por la avenida Francisco de Miranda. “Yo trabajo en Santa Paula y tengo una hora aquí”, se quejó un usuario en Chacaíto. 

Sobre la paralización parcial del servicio, algunos pasajeros expresaron estar de acuerdo, aunque con reservas, y otros no. “Es justo que esto suceda, pero nos afecta a todos”, dijo uno. “Nada de eso soluciona el problema, solo ocasiona retraso”, indicó otro usuario de Catia, que esperaba el bus hacia Candelaria.


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