El Cementerio del Este, ubicado en La Guairita (municipio El Hatillo), ha sido víctima varias veces de la delincuencia durante este año y tanto sus trabajadores como los visitantes recurrentes todavía afrontan las consecuencias.

Zenaida Millán acudió junto a su familia el domingo pasado al cementerio, con la intención de hacerle mantenimiento a la tumba de su esposo. Admitió que no puede ir frecuentemente por lo “traumático” que es llegar al cementerio.

“Con todo lo que está sucediendo uno no sabe con qué se va a encontrar. Esta vez nos dijeron que las camionetas solo nos pueden llevar hasta la capilla. No las dejan entrar a las parcelas por el robo masivo que hubo de placas. Ahora ni siquiera nos pueden llevar hasta nuestro destino y nos quieren cobrar 700 bolívares por persona”, detalló Millán, quien ese día decidió salir de la cola de transporte y esperar un jeep que sí la llevaría hasta la parcela.

La primera parada del jeep fue en la parcela 63, en la parte alta del cementerio, donde todavía están las tumbas sin placas y solo parece un campo lleno de bloques de yeso.

El pasado 25 de julio, ocurrió un robo masivo en el camposanto. Varios delincuentes se llevaron las 189 placas de bronce en una camioneta Encava.

La Policía de Sucre, estado Miranda, detuvo a 8 personas por el hecho e incautó las piezas hurtadas. A pesar de ello, las placas no han sido instaladas nuevamente ni sustituidas en estos dos meses.

Víctima del descuido

La siguiente parada del vehículo fue en la parcela 22, una de las más nuevas y más concurridas. Millán se quedó en ese lugar para hacer el mantenimiento que tenía pensado.

“Antes de llegar a la tumba busqué a quien corta la grama para preguntarle en cuánto estaba el servicio. Me dijo que 6.000 bolívares. Usualmente no lo pago sino que yo misma corto la grama. Iba a hacer una excepción hasta que mi hijo me hizo señas de que no pagara nada”, detalló.

El joven le pidió a Millán que se acercara hasta la tumba para que viera las condiciones en las que había quedado luego de un entierro en una bóveda vecina. “Habían llenado todo de tierra, arrancaron la grama, movieron la lápida y rompieron su base”, describió.

Foto cortesía

“El supuesto encargado de la parcela no supo darme respuesta de lo que sucedió. Solo responsabilizó a los sepultureros. Ese señor tiene meses trabajando ahí pero no resuelve nada. En todas las visitas me encuentro con una sorpresa”.

Foto cortesía

“Profanaron la tumba de mi abuela”

Aunque es un terreno privado, el Cementerio del Este no escapa a la realidad de las profanaciones de tumbas. La amplitud de las parcelas y la soledad que reina durante la semana es la mejor herramienta para quienes asaltan los restos de seres queridos.

“Mi tía fue hace pocas semanas al cementerio para visitar a mi abuela. Ella es la que siempre está pendiente de eso y yo a veces la acompaño en el carro, pero en esta oportunidad no fui. Cuando llegó a la parcela se quedó sorprendida por lo que sucedió y llamó a la familia para decirnos que profanaron la tumba de mi abuela”, detalló otra visitante.

La muchacha no ha podido ver todavía lo que sucedió en el lugar donde permanecían los restos de su familiar, pero describió lo que su tía le había contado. “Estaba toda la tumba abierta. Se llevaron todos los huesos y la placa, solo dejaron el nombre de mi abuela”.

“Ella tenía más de 12 años enterrada allí. Su tumba quedaba en las primeras parcelas, las que están cerca de la entrada, frente a un gran árbol”, detalló la joven, quien agregó que su tía denunció lo que sucedió y puso una queja en la oficina principal del cementerio.

Todas estas familias exigen lo mismo: que mejore la seguridad en las instalaciones para poder visitar a su seres queridos como siempre lo han hecho.


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