Andressa Souza, una joven brasileña, debió ser llevada de emergencia al hospital debido a complicaciones por una infección en la perforación que se había puesto en el labio inferior. Estuvo dos semanas en la unidad de cuidados intensivos (UCI), pero los médicos no pudieron frenar el avance de la complicación y Souza falleció.

Sintió fuertes dolores de cabeza y fiebre, síntomas que alertaron a la muchacha de la posibilidad de estar padeciendo un absceso. El primer diagnóstico entregado por los profesionales de salud fue dengue, una infección viral transmitida por picaduras de mosquitos.

Sin embargo, lograron detectar después que se debía a una perforación que le habían hecho en el labio. La madre de la joven habló con el diario brasilero O Globo, y aseguró: “Vimos que tenía demasiado hinchado el labio, tanto que no había cómo sacar el piercing”.

Los médicos señalaron que la paciente tuvo una infección que se originó en el punto de la perforación en el labio inferior. Posteriormente se propagó por el torrente sanguíneo hasta llegar al cerebro y se apoderó de un 37% del órgano.

“Las más frecuentes son casos de dolor e inflamación en la lengua y el labio en pacientes de entre los 18 y los 25 años”, dijeron.

Añadieron que las mucosas al interior de la boca sirven como barrera contra microorganismos. Cuando se abre una perforación, la herida puede tardar hasta cuatro semanas en cicatrizar y en ese tiempo hay más posibilidad de contraer una infección.

Recomendaciones de cuidado

Debido a lo común que son las complicaciones al realizarse piercings, la Clínica Mayo en Estados Unidos publicó en su sitio web oficial una serie de recomendaciones al respecto de este tipo de modificación corporal.

Lo primero es reconocer los riesgos que puede implicar: el material de la joya puede generar alergia en la persona que se lo pone, tienen un tiempo de cicatrización largo que ocasiona incomodidad y malestar. Además, el momento de curación es precisamente cuando se es más propenso a infecciones, por lo que requiere limpiezas constantes.

El riesgo más peligroso es que los instrumentos usados para perforar no estén debidamente esterilizados y se conviertan en fuente de enfermedades de transmisión por fluidos como la hepatitis o el VIH.

Por este motivo es necesario recurrir a perforadores que utilicen agujas nuevas con cada perforación (deben abrir la aguja en presencia del cliente), usar guantes desechables nuevos con cada persona y esterilizar el área de trabajo. Hay que tener especial cuidado de que el local tenga los permisos adecuados para el servicio que ofrecen.

Finalmente, la Clínica Mayo recomienda limpiar a diario las perforaciones recién hechas con sustancias hipoalergénicas como enjuagues bucales o agua y jabón, evitar mover demasiado la joya mientras cicatriza y evitar sustancias irritantes como alcohol o agua con cloro como las de las piscinas.


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