El servicio del Metro de Caracas no debió interrumpirse durante el apagón ocurrido el 31 de julio si se hubiese cumplido lo previsto en el acuerdo entre La Electricidad de Caracas y la empresa estatal, que garantiza la confiabilidad del suministro de energía al medio de transporte masivo, señala el Grupo Ricardo Zuloaga en un informe.

La agrupación, integrada por profesionales y gerentes que manejaron el sector eléctrico antes del chavismo, refiere que “con solo una de las plantas de la EDC o una de las interconexiones al sistema nacional, se garantizaba el servicio al Metro de Caracas”, pero actualmente eso no es posible porque, igual que el resto del país, la región capital sufre las consecuencias de la falta de mantenimiento a las instalaciones y redes eléctricas como se evidenció el 31 de julio.

Ese día, miles de caraqueños quedaron atrapados en los vagones del Metro en los túneles o se vieron forzados a recorrer largas distancias por la paralización del subterráneo. La situación se complicó con la falta de unidades disponibles de pasajeros de las líneas privadas de transporte público.

El reporte indica que “La Electricidad de Caracas y Electrificación del Caroní construyeron y entregaron al Estado en 1998 un sistema que estaba realmente blindado”, debido a que la demanda de la región capital se sustentaba fundamentalmente en una generación térmica propia, bien mantenida, además del respaldo de la energía proveniente de Guri y transportada por el sistema interconectado.

En el documento los expertos dejan el interrogante: “¿Qué aportaron los cuantiosos recursos despilfarrados en el sistema de la ciudad capital durante los últimos años (1999-2018), los cuales fueron presentados por los ministros de turno como el verdadero blindaje de Caracas?”.

Los especialistas cuestionan que la ruptura eventual o intencionada de un conductor o conector a un transformador de la red nacional, lo cual fue la justificación del ministro del área correspondiente para explicar el apagón, “produjera tal impacto en el servicio de energía eléctrica en la zona metropolitana y otras del país”.

Insisten en que el apagón y el patrón de interrupciones previas del suministro de energía son indicativos de los serios problemas presentes en el sistema eléctrico en general. Las interrupciones coinciden con que la demanda eléctrica actual es la más baja de los últimos años, con un retroceso de unos 5.000 megavatios con respecto a 2013.

Destacan que las dificultades del sector se observan “no solo por el apagón de Caracas, sino por la situación crítica del Zulia y de los Andes, donde cada vez hay menos oferta de generación, los equipos tienen fallas más graves y duraderas, y Venezuela se va quedando con menos capacidad de soportar la escasa demanda eléctrica que tiene, la cual va camino a ser, a muy corto plazo, inferior a la registrada cuando Chávez llegó al poder en 1998”.

El grupo reitera que la única forma de revertir el deterioro del sistema eléctrico nacional es que haya un cambio del modelo político-ideológico implantado por la gestión vigente desde 1999. “De mantenerse ese modelo se profundizará el deterioro del servicio eléctrico, en detrimento de la calidad de vida de los venezolanos y de su capacidad de desarrollar el sector industrial y comercial necesarios para la reactivación económica del país”, sostiene.


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