Los vecinos de las zonas populares de la Gran Caracas están molestos porque en los camiones que transportan el gas doméstico les venden el combustible con un elevado sobreprecio. “Aquí te cobran 2 millones de bolívares por la bombona pequeña. Tienes que comprarla porque si no te puedes quedar semanas sin cocinarle a la familia”, expresó un ama de casa de Sarría.

Habitantes del 23 de Enero, de la carretera vieja de La Guaira y de Petare, entre otros sectores de la región capital, manifestaron que también pagan el monto mencionado por la bombona pequeña de gas de 10 kilos de capacidad, esto es, 40.000 veces por encima del precio regulado de 50 bolívares.

En Internet, las páginas de mercadeo ofertan abiertamente a 40 millones y 50 millones de bolívares el envase pequeño y hasta 80 millones de bolívares por el cilindro de 18 kilos de capacidad, cuyo precio regulado por Pdvsa Gas es 250 bolívares la unidad.

Asimismo, la lista oficial establece los precios de 380 y 600 bolívares para las bombonas de 27 y 43 kilos de capacidad, respectivamente.

El 12 de julio pasado, el presidente de Gas Comunal, Taylor Rodríguez, informó que los Comités Locales de Abastecimiento y Producción tienen ahora el encargo de distribuir las bombonas en forma “oportuna y a precio justo”.

“Hemos articulado con los consejos comunales, los CLAP y la comunidad organizada para poder garantizar que el vehículo que sale de las plantas de llenado de Gas Comunal llegue al pueblo venezolano”, declaró el funcionario a Radio Nacional de Venezuela. Sostuvo que el gas doméstico es un recurso estratégico con el precio regulado: “No podemos permitir que personas inescrupulosas se aprovechen de la necesidad de las comunidades”.

Sin embargo, los habitantes de Sarría, del 23 de Enero, de la carretera vieja de La Guaira y de Petare no creen en la efectividad de las declaraciones de Rodríguez. “El gobierno hace operativos, pero llevamos años en que las bombonas las venden más caras que el precio regulado aunque nunca antes con tanta diferencia”, refirió un vecino de Petare.

Causa y efecto. Fuentes conocedoras de la actividad industrial y comercial asociada al gas licuado de petróleo, que solicitaron no mencionar sus nombres, señalaron que la escasez de un producto tan indispensable en los hogares ocasiona la distorsión en los precios.

“Las refinerías del país no están produciendo GLP y lo que se elabora en el complejo de Jose solo cubre 15% de la demanda nacional de gas doméstico, por lo que el resto debe ser importado”, informó una de las fuentes.

Otra fuente indicó que la caída del bombeo de crudo de Petróleos de Venezuela a 1,3 millones de barriles diarios en julio pasado repercute en una menor producción de gas para bombonas.

Precisó que en Venezuela hay un déficit de 85% en la producción de GLP y el mercado interno de derivados de hidrocarburos consume 2,2 millones de metros cúbicos anuales del producto. “Además, Pdvsa tiene limitaciones financieras que le impiden importar regularmente el GLP por lo que se debe racionar la distribución de gas en el país aunque castigando menos a Caracas”, dijo la fuente.

Ante las fallas del suministro de gas, las comunidades protestan con cierres de las vías para llamar la atención de las autoridades. Las encuestas revelan que en lo que va de 2018 se han registrado 253 protestas en todo el país para exigir el servicio, pues los camiones tardan en llevar el combustible hasta 2 y 3 meses.

Los usuarios se quejan también del deterioro de las bombonas de gas. “Tuve que devolver la bombona porque tenía un escape y no voy a poner en riesgo a mi familia, pero eso significó quedarme sin gas dos semanas hasta que volviera de nuevo el camión”, contó un habitante del 23 de Enero.

A simple vista, incluso en los anuncios de Internet, los envases se ven abollados y oxidados. “Han aumentado los accidentes por bombonas de gas con saldo de fallecidos, heridos y daños materiales. Las autoridades deben estar vigilantes, pero eso no ocurre”, advirtió una fuente especializada del sector.

Precisó que de 15 millones de bombonas de GLP que circulan en Venezuela, 12 millones presentan defectos y llevan 1, 2 y 3 pruebas septanuales vencidas.

Señaló que, pese a las sugerencias hechas por los fabricantes y expertos del sector, las autoridades energéticas descuidan el seguimiento y cumplimiento de las normas de calidad y seguridad en el manejo y mantenimiento de los recipientes de GLP.

La normativa establece una revisión cada 7 años para detectar las fallas en las bombonas con el fin de repararlas o desecharlas, y esto último implica la reposición con un cilindro nuevo. Pero esa prueba no se realiza desde hace 18 años, de allí el gran número de bombonas defectuosas en circulación.

Otra fuente indicó que durante el traslado y reparto, las bombonas son sometidas a golpes y choques entre ellas que afectan la aleación interna y externa del envase, lo cual produce poros y fisuras, lo que posibilita el escape del gas, combustible altamente inflamable. “El riesgo de siniestros está indistintamente en la planta de llenado, el camión, el comercio y el hogar”, advirtió.

Precisó que la sustitución eficiente de bombonas con el retiro progresivo de los recipientes debió efectuarse hace años, pero sacar ahora abruptamente de circulación los envases defectuosos significaría profundizar los problemas de suministro de GLP, combustible doméstico que consume 87% de la población venezolana.

La bombona contiene una mezcla de gas y agua a grandes presiones y bajas temperaturas. El vocero señaló que un kilo de líquido en la bombona tiene 2 kilos de gas que si son liberados por un incendio o una explosión producen 262 litros de vapor.


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