demencia

Más de 100 personas, entre pacientes con párkinson, activistas y voluntarios, se concentraron ayer en la plaza Francia, en Altamira, para protestar por la grave escasez de medicamentos contra la enfermedad que afecta a 33.000 personas en Venezuela, con ocasión de la celebración del Día Mundial del Párkinson.

“Son 17.000 los que están registrados en el programa del Ministerio de Salud para recibir medicamentos, pero desde hace 7 meses no se consiguen fármacos en el país. Estamos exigiendo que se reanude este programa”, dijo Aída Cabrera, vicepresidente de la Asociación Civil Párkinson Caracas.

“Compren alimentos, medicinas ya; la plata es del pueblo y es la prioridad”, exclamaban los manifestantes, algunos con un tembloroso andar y otros llevados en sillas de ruedas, cuando se desplazaron hasta la sede del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo, ubicada en la avenida Francisco de Miranda, donde la Asociación Civil Párkinson Caracas hizo entrega de un documento que expone la situación de estos pacientes en el país.

Salud deteriorada. Los pacientes con párkinson deben cumplir un tratamiento regular de medicamentos para evitar el deterioro de su estado físico. Familiares de los pacientes, que participaron en la protesta, aseguraron que la salud de los afectados está en riesgo al interrumpir el suministro de medicinas.

César Martínez, de 70 años de edad, fue diagnosticado con la dolencia en 1991. En más de los últimos meses ha tenido que reducir sus dosis por la escasez de fármacos. “Debería tomar cinco pastillas de Sinemet al día, pero hemos tenido que reducir las dosis por los costosas que son y por lo arduo de encontrarlas, esto deteriora su salud. Exigimos una respuesta, esto no es vida, están matando a los enfermos”, afirmó su hijo, Augusto Martínez.

Añadió que han tenido que importar las medicinas a través de amigos y familiares. “Antes sí se conseguían con más regularidad los medicamentos, pero desde hace ocho meses no se consigue nada; por eso hemos tenido que recurrir a amigos, familiares y allegados para traerlos de afuera”.

La salud de Pedro Hernández, otro paciente de 75 años de edad y diagnosticado hace 4, corre con la misma suerte: se ha deteriorado por la interrupción de su tratamiento por más de 3 semanas al no conseguir Sinemet, su medicamento recetado.

“Pedro está muy débil, en cama, no se puede mantener de pie porque le dan mareos. Se ha interrumpido su dosis por lo caro de las pastillas: una caja está entre 3 millones y 7 millones de bolívares, y solo alcanza para una semana de tratamiento”, dijo Elsy Tarazona, familiar de Hernández.

“Además es hipertenso y tampoco ha podido tomar regularmente los medicamentos para la tensión desde hace un mes; su salud está muy delicada”, relató Tarazona, a la vez que caminaba junto al resto de los manifestantes.

En situación similar está Gladis Manrique, de 76 años de edad y diagnosticada en 2014. Manrique asistió a la actividad en silla de ruedas acompañada de familiares.

“El párkinson es una enfermedad crónica controlable, pero sin medicación la persona pierde movilidad y las actividades cotidianas no las puede realizar. Hace unos meses pasó mas de dos semanas sin el medicamento y no podía ni caminar, se paraba y se quedaba estática sin poder moverse”, relató Gimer Guerra, sobrina de la paciente.


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