Lo que comenzó como una etiqueta en redes sociales desde 2015 «#SalvemosLaMaternidadDelSur», en señal de protesta, es ahora un apostolado.

A los 25 años de servicio, el ginecólogo obstetra Jorge Pérez tuvo que pagar debido a sus reclamos y oraciones públicas que hace porque no tiene insumos para atender a sus pacientes, ni a los bebés que ayuda a traer al mundo. El 28 de abril lo llamaron del Instituto Carabobeño para la Salud para notificarle que estaba suspendido por 60 días de su cargo con goce de sueldo. Nunca se le explicó el motivo.

Los pecados de Pérez son hacer una caminata desde Valencia hasta Caracas para luego marchar el pasado 10
de septiembre, al atender la convocatoria de la Mesa de la Unidad Democrática por el revocatorio, con una exhortación pegada en su bata blanca.

Su otro pecado es denunciar cuando sus pacientes no tienen insumos.

El amedrentamiento, censura, destituciones o renuncias forzadas no perdonan ni al ministro de turno ni al residente.

El pasado 10 de mayo se anunció que la ex ministra Antonieta Caporales, que asumió el cargo en enero de este año, terminaba sus funciones y las asumía el farmaceuta Luis López, quien ya tenía el cargo de viceministro y director de la Corporación de Salud en Aragua, durante la gestión del ahora vicepresidente Tarek el Aissami.

Si bien Caporales no ha fijado posición sobre su salida prematura del cargo, ni el presidente de la República argumentó el cambio súbito de funcionario, sí se sabe que la decisión se hizo pública tres días después de que los medios difundieron la información oficial del Boletín Epidemiológico del año 2016 en el que se admite que la mortalidad infantil aumentó 30% en un año y la materna dio un salto de 65,79%.

El actual ministro para la Salud se ha caracterizado por su mano pesada para firmar jubilaciones forzadas y destituir a los médicos de su cargo desde el año 2012.

A su récord de bajas en el Hospital Central de Maracay hasta la fecha se le cuentan las jubilaciones de los médicos José Trujillo, actual diputado a la Asamblea Nacional; Julio González, ex jefe de Servicio de Cirugía, y a Francisco Moreira, ex jefe de Traumatología, por marchar desde el HCM hasta Corposalud pidiendo insumos para el hospital. En 2014 inició acciones legales contra el médico Ángel Sarmiento, hoy en el exilio, por pedir información sobre el incremento de chikungunya y una fiebre hemorrágica en el centro de salud que causó muertes.

En 2015 despidió al pediatra y actual secretario del Colegio de Médicos de Aragua, Feder Álvarez, por exigir insumos constantemente. En 2016, volvió a la palestra cuando no dejó entrar a una médico y a la residente Rosa de Mirabal por recibir insumos de Lilian Tintori, esposa del dirigente opositor Leopoldo López. Ambas volvieron a sus cargos, luego de la protesta del gremio.

Aún quedan los subregistros de médicos que renunciaron por presiones en el ámbito laboral.

Renuncias forzadas.
Hace un mes un médico de un hospital ubicado en el este de Caracas, que prefiere mantenerse en el anonimato, tuvo que elegir entre enfrentar cargos por una presunta difamación o renunciar, porque comentó entre el gremio su desacuerdo con las políticas de salud. Este profesional denuncia que en algunos hospitales los residentes que hacen su posgrado en áreas de la Medicina, tienen hasta 10 años sin poder elegir representantes para la Sociedad de Médicos Residentes. «Los residentes son los que más problemas tienen. Si alzan su voz, reciben castigos. No pueden operar ni cumplir de forma adecuada la residencia asistencial para luego ejercer en el país», afirma.

Detenciones.
El Sebin también entra a los hospitales. El 30 de noviembre del año pasado el gremio médico se mantuvo en vilo cuando al sindicalista José Luis Spitia y el ginecólogo Gonzalo Müller, ambos trabajadores del Hospital Magallanes de Catia, fueron detenidos por el Sebin durante 72 horas por aceptar unos donativos de insumos que hizo la esposa del dirigente político Leopoldo López.

Spitia, quien hoy está en libertad plena, rememora que fue detenido, esposado y golpeado por civiles que se presentan como los «Boínas Rojas». Ocurrió en la oficina del director del hospital, Juan Carlos Marcano, quien hoy es viceministro de Redes de Atención Ambulatoria. Aunque el funcionario estaba ausente, sí sabía que el sindicalista estaba en su despacho con estos hombres que no trabajan en la sede.

Colgar la bata. Las jubilacio- nes anticipadas y las renuncias forzadas para evitar problemas legales son parte del amedrentamiento. A Dora Colmenares, cirujano de hígado, vías biliares y trasplante de hígado del Hospital Universitario de Maracaibo, se le dio su jubilación sin pedirla dos meses después de que tuvo un derecho de palabra en la Asamblea Nacional el día 2 de agosto de 2016.

No importaron la carencia de profesionales, sus 30 años de servicios ni que es una de las fundadoras de la Unidad Hepatobiliarpancreático y Trasplante de Hígado, en Maracaibo. Pese a ser un médico adjunto del cuarto escalafón, la jubilaron con el sueldo del primer rango según la contratación colectiva. «Hablé ante la Asamblea Nacional acerca de la falta de insumos y que no se publicaban los boletines epidemiológicos en ese momento. Teníamos una escasez en ese entonces de 80% de medicamentos y hoy ya es de 90%. Por eso me dieron la jubilación. No hay agua, insumos, medicamentos y el personal que dirige la institución no está preparado. Observamos una decadencia de salud de siete décadas de retroceso hasta en enfermedades erradicadas.

Estamos como en el siglo XIX», denuncia Colmenares.

Hoy al obstetra Jorge Pérez se le vence su inhabilitación de 60 días. Ahora su etiqueta para redes sociales se convertirá en una fundación legal y volverá a la Maternidad del Sur con voluntarios del Arzobispado para pintar las instalaciones y dar donativos. Su campaña se llama ahora «Un gesto de misericordia por la Maternidad del Sur», que vendrá acompañada de peregrinajes para visitar la Virgen del Socorro, la advocación mariana de Valencia, y luego pedaleará hasta la basílica donde está la Virgen de la Chiquinquirá en Maracaibo, para pedir que se solvente la crisis de salud. «Pido por la salud corporal y espiritual de Venezuela», dice.


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