Desde el 4 de abril las fuerzas policiales han recrudecido su actuación y ahora en las manifestaciones de rechazo a las sentencias del TSJ contra el Poder Legislativo se ven heridos que presentan fracturas, laceraciones y traumatismos craneoencefálicos por impacto de bombas y perdigones en la cabeza, que son lesiones capaces de ocasionar discapacidad o muerte.

Lo dice Federica Dávila, codirectora de PrimerosAuxiliosUCV. Ella, junto con Daniela Liendo, está al frente de esa brigada voluntaria de aproximadamente 80 miembros, entre médicos, especialistas, odontólogos, paramédicos y una mayoría de estudiantes de cuarto, quinto y sexto año de las escuelas de Medicina Luis Razetti y José María Vargas, de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela.

La experiencia, asevera, es radicalmente distinta de la situación de las víctimas durante las concentraciones de 2014, cuando las calles de Caracas se calentaron con “La Salida”, impulsada por Voluntad Popular, y básicamente se atendían asfixias y desmayos. 

Esto significa que las herramientas en uso para hacer más eficaz la coerción (helicópteros con personal destinado a lanzar las bombas contra gente desarmada y, sobre todo, desprevenida ante tamaño ataque) obliga a prestar una atención que trasciende la ayuda primaria. Anteriormente se atendía a pacientes que presentaban asfixia, sufrían mareos o se deshidrataban en las marchas, situaciones muy comunes también hoy en día, pero en estas semanas se han impuesto evaluaciones especializadas dadas las nuevas prácticas de la violencia policial.

Son personas muy jóvenes que, no obstante, se expresan con un argot estratégico, casi belicista, y que han tenido que aprender a llamar a las cosas por su nombre. “En el equipo son varios los que han caído por impacto directo de bomba, lo que implica quedarnos con menos rescatistas porque al caer en baja tardarán por lo menos una semana en volver a la acción”, revela.

Durante las manifestaciones despliegan una estrategia en la que se distribuyen el territorio por franjas: la primera, con 15 rescatistas, lleva el nombre de Zona Roja y acompaña a quienes caminan frente a “la línea de fuego”; la segunda es la llamada Zona Naranja, “fila” que también con 15 brigadistas se localiza al centro de la concentración y funciona como un espacio de triaje donde se establece si el paciente necesita atención especializada o si puede verse allí mismo, y a la retaguardia, o Zona Verde, se envía al paciente que requiere asistencia experta; por eso es el área de los médicos y otros especialistas.

Las zonas se activan al grito de “¡Un médico!”, o sencillamente porque esta tropa de buena voluntad camina con los que caen y da socorro inmediato. El apoyo logístico al grupo ucevista por médicos y rescatistas que se desplazan en moto a lo largo de las marchas es otra de las tácticas.

Respaldo del mundo. “Es imposible calcular cuántas personas atiende cada unidad en las concentraciones. Las cosas ocurren de manera muy rápida. A veces estoy ayudando a un paciente y ya tengo a otro esperando. Es una contabilidad imposible”, señala Dávila.

Los integrantes de PrimerosAuxiliosUCV se identifican por suscascos blancos con cruces verdes, máscaras antigas y un bolso en el que llevan un lote de fármacos. Todos han recibido entrenamiento en Medicina en conflicto armado, Medicina de emergencia y Medicina de desastres, a cargo de expertos en estas materias, para saber actuar ante los trances que vienen atendiendo tanto de opositores como de guardias nacionales, pues en eso, dice Dávila, el servicio no tiene fronteras.

A una velocidad de vértigo, desde su cuenta en Ínstagram, PrimerosAuxiliosUCV mantiene una significativa campaña nacional e internacional de solicitud de medicamentos e instrumental. Ciudades de Estados Unidos, España, Inglaterra, Australia, Angola, México, República Dominicana, Ecuador, Perú, Uruguay, Colombia, Chile, Guatemala, Panamá, Aruba, Puerto Rico y Argentina han dado su apoyo o mantienen centros de acopio con destino a la organización.

La obra ucevista ha alcanzado para efectuar donativos de insumos a algunos hospitales, lo que ayuda a paliar la crisis en lo básico.

Los visitantes de su cuenta no solo honran la actividad de los brigadistas con expresiones de admiración y respeto, sino que a menudo también solicitan los procedimientos para el envío de materiales médicos, integrarse al equipo, fundar nuevas “sedes” (así lo hizo la Universidad Carabobo, núcleo Aragua, al crear@primerosauxiliosucsa) y sumar apoyo, que fue la elección de la Facultad de Odontología de la Universidad del Zulia.

Los cascos blancos dejan constancia en su página de las empresas y particulares que han cooperado como donantes. Asimismo, suelen anunciar jornadas de recolección de insumos en puntos de la capital.

Done salud

-  Antihipertensivos, antibióticos, clorhexidina, iodopovidona, protosulfil, hirudoid, ibuprofeno, diclofenac, bactroban al 2%, salbutamol (inhalado), derain 15%, bacitracina, dermagram o cuticel, dolac o flotac.

-  Sondas Folley, pinzas McGill, tabla espinal, tubos orotraqueales.

-  Antiácido líquido, colirio, compresas, solución fisiológica al 0,9%, pedialyte.

-  Cánulas de Mayo (color amarillo), cánulas nasofaríngeas, apósitos para quemaduras.

-  Campos quirúrgicos, férulas y cabestrillos, collarines.

-  Vendajes, adhesivos transparentes, cintas de acercamiento, gasas y guantes estériles, jeringas de irrigación.


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