Cuando Samar Yorde asumió el propósito de convertirse en un faro de buena salud, todavía no lo era. Apenas salía de una de esas rachas apocalípticas donde no daba pie con bola. Se estaba divorciando, se le incendió la casa, cayó en quiebra, sufría ataques de pánico y le diagnosticaron repentinamente un tumor en el apéndice que requería una intervención urgente. La lesión resultó ser benigna, pero le hizo darse cuenta de que tenía que reconducir su vida, si quería aprovecharla al máximo.

Oriunda de Beirut, Yorde llegó a Venezuela a los 40 días de nacida. “Siempre viví en Maracaibo”, apunta. La doble abundancia en la mesa –con los banquetes libaneses por un lado y las calorías zulianas por el otro– hicieron cuesta arriba el control de su peso desde temprano. Ya graduada en Medicina y con experiencia en instituciones de salud pública, fue justamente esa crisis personal la que la llevó a cursar estudios en medicina de la obesidad, por un lado para ayudarse y por otro para asistir mejor a los demás. Cuando decidió compartir en Twitter lo que estaba aprendiendo, una amiga le sugirió adoptar el nombre @soysaludable. “Me encantó porque era como un decreto. Yo no era saludable, pero estaba resuelta a serlo”.

Enfrentarse a los paradigmas no fue fácil. “Durante un buen tiempo trabajé en ambulatorios de Maracaibo en esa onda: organizábamos un programa de control de peso de 200, 300 personas, y con un plan de clases de cocina, dieta y ejercicios veíamos los resultados, pero así como unos me lo agradecían, también había gente que decía que cómo podía dar yo consejos de nutrición si tenía sobrepeso. Al principio me deprimía, pero poco a poco me fue dejando de afectar y ya acepté que mi peso varía de vez en cuando. Mi metabolismo no siempre me ayuda y a veces estoy gordita y a veces flaca, pero cuando aumento es porque tal vez me excedí en la cantidad: no porque desmejoró la calidad de lo que estoy comiendo. Consumo muchas frutas y vegetales y procuro que todo lo que ingiero sean cosas que realmente nutran”.  

La doctora está en consulta. Un millón de seguidores y tres libros después –entre ellos uno que acaba de lanzar con Michelle Lewin, influencer de fitness–, Yorde sigue resuelta a inspirar a otros a tomar las riendas de su salud.  Hace unos meses se estrenó en la pequeña pantalla internacional con El Chateo, un programa diario de Venevisión Plus en el que toca temas de medicina, bienestar, familia y calidad de vida y donde las disertaciones abarcan desde el uso de la cúrcuma hasta la eutanasia. Un panel de expertos, moderado por ella, responde las preguntas que el público hace desde las redes sociales. 

“Participé en un casting entre 60 mujeres para conducirlo y me eligieron porque buscaban a alguien auténtico, que conectara con el público y tuviera algo que contar desde su historia de vida. Ha sido un entrenamiento intenso frente a la cámara porque nunca lo había hecho y, afortunadamente, a la gente le ha encantado. Antes de estudiar Medicina quería cursar Comunicación Social y no lo hice, pero el papel de entrevistadora me gusta mucho porque además me actualiza y me da cultura general; es muy interesante investigar, escuchar y aprender. También me ha abierto las puertas para contactar a una red increíble de especialistas que me ayudan en otros proyectos”.

Entre esos planes, el más ambicioso es una investigación propia sobre las llamadas “zonas azules”, cinco regiones documentadas por Dan Buettner para National Geographic, que concentran la mayor cantidad de personas centenarias y con estupenda salud en el mundo. “La meta es visitarlas todas para que esos señores me cuenten cómo llegaron a esa edad lúcidos y activos, sin enfermedades ni achaques. Ya fui a Nicoya en Costa Rica, pronto iré a Loma Linda en California y me quedan por visitar otros lugares en Italia, Japón y Grecia. La idea es compartir esos hallazgos a través de una serie de conferencias y libros electrónicos para que más gente sepa cómo cuidarse mejor”.

Esa misma es, de hecho, su meta personal: con dos hijos y un nieto, su sueño es llegar a esa edad en la mayor independencia posible. “Dentro de poco voy a llegar a los 50 años y la gente me pregunta cómo es que me veo más carajita todos los días y hago tantas cosas”, dice risueña. “Y les respondo que es porque como bien y medito, porque no asumo nada como trabajo y porque descubrí mi misión de vida, que es orientar a otros para que también lo logren. Eso me hace feliz”, explica. “Quiero mantenerme activa, en paz, con alegría. La vida me ha enseñado que quejarse como una caja de pollitos no te ayuda en nada y que donde está tu energía está tu abundancia. Uno tiene que enfocarla en cosas positivas y buscar soluciones, porque en toda crisis el que vende los pañuelos es quien sale ganando. Tenemos que ayudarnos sacando de nuestro interior lo negativo y cuidarnos, porque enfermarse significa un problema adicional. Si estamos conectados con nosotros mismos y enfrentamos todo con positivismo, nos va a ir bien”.


Mis consejos

1) Eliminar los alimentos ultraprocesados, o que por lo menos que no excedan 20% de la dieta.

2) Moverse. No hace falta inscribirse en un gimnasio ni correr un maratón, pero debemos tener presente que nuestro cuerpo fue diseñado para estar activo.

3) Meditar. Desacelerar el ritmo me ayuda mucho a controlar la ansiedad, que es detonante de enfermedades. A mí me relaja mucho y a la vez tengo más energía.

4) Tener un propósito. Todos somos buenos para algo. Cuando haces lo que te apasiona y además puedes ayudar a otros a través de eso, tu sensación de bienestar se multiplica.


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