Una joven de 18 años que trabaja como mesera en un restaurante campestre en Pennsylvania, Estados Unidos (EE UU) decidió probar cigarrillos electrónicos, igual que un gran número de trabajadores de restaurantes que esperan calmar sus nervios fumando, o en este caso, «vaporeando».

 En un estudio de caso publicado este jueves en la revista médica Pediatrics, la mesera había estado vapeando solo por tres semanas el año pasado cuando desarrolló síntomas suficientes para enviarla a la sala de emergencias del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh (UPMC).

Los cigarrillos electrónicos calientan un líquido y los vuelven vapor, que es lo que el usuario inhala y luego exhala en una nube grande. El líquido es conocido como líquido electrónico (o e-líquido) y contiene saborizantes, propilenglicol, glicerina y, a menudo, nicotina, aunque muchos usuarios no están enterados de este ingrediente final que es adictivo.

“Ella no era capaz de obtener suficiente oxígeno para su sangre desde sus pulmones y requirió de ventilación mecánica (un respirador) para respirar hasta que sus pulmones se recuperaron”, dijo el doctor Daniel Werner, uno de los doctores de la paciente, coautor del nuevo reporte y director médico del Hospital de Niños de Pittsburgh en UPMC.

La mesera no solo requirió una máquina para respirar, también necesitó que le insertaran tubos en ambos lados de su pecho para drenar el fluido de sus pulmones. Los químicos del cigarrillo electrónico causaron el daño e inflamación del pulmón, lo que provocó que el cuerpo de la mujer montara una respuesta inmune.

Con información de CNN.


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