El séptimo día de las protestas continuas en San Antonio de los Altos amaneció nublado. Es domingo en la mañana. La Guardia NacionalBolivariana se atrinchera en la redoma del pueblo, que está ubicado a 15 kilómetros de Caracas, mientras los jóvenes con sus camisas en la cara, para evitar amedrentamientos en el futuro, dirigen el tránsito para que los vecinos compren comida. La tregua es solo hasta 2:00 pm cada día.

Los Altos Mirandinos es la zona en donde cayó el primer muerto desde que comenzaron las protestas el 4 de abril. En Montaña Alta murió Jairo Ortiz con un tiro en el pecho el jueves 6 de abril, y desde entonces Guaicaipuro, Carrizal y Los Salias, los 3 municipios que integran la zona mirandina ubicada a solo 15 kilómetros de Caracas, no han parado de manifestar.

El sábado en la noche se sumó Winder Martínez a los heridos de bala. Se cuentan 122 detenidos en los 3 municipios, de los cuales 16 son de San Antonio de los Altos, según María Gabriela Ramos, defensora del Foro Penal y activista del movimiento DSD Venezuela.

“Acá la guardia no respetó ni al Cicpc que vino a hacer las experticias cuando mataron a Arellano. Les lanzaban bombas a los funcionarios. Detuvieron a una joven de 19 años y amenazaron con violarla. Le mostraron el pene y la orinaron. La querían aislar diciendo que era periodista. La golpearon y estuvo hospitalizada con líquido en el abdomen y una infección”, denuncia Ramos.

Desde hace ocho días los vecinos de Los Teques y Carrizal, sin conocerse entre sí ni protestar de forma acordada, mantienen barricadas en cada una de sus jurisdicciones en la Panamericana. Los sanantoñeros se resguardan en su pueblo y los guardias nacionales atacan desde la trinchera de la redoma. En 7 días los funcionarios no han podido avanzar más de 200 metros, y al amanecer retroceden.

“Sabemos que viene la represión porque la guardia suena una sirenas que ensordecen y disparan bombas y perdigones. Cuando disparan balas los sonidos se confunden”, cuenta una vecina.

Todos los días arde la brasa de las barricadas. En las paredes se encuentran escritos los números del Foro Penal para que los jóvenes avisen cuando hay detenciones. No hay una sola vidriera de comerciantes rota o santamaría forzada. El único saqueo ocurrió en la panadería Prestige, pero ya tiene sus puertas abiertas y vende al público.

Las bombas de gasolina empezaron a surtir combustible desde el sábado. Mientras, las personas que trabajan en Caracas caminan encima de los escombros para tomar taxis por puesto que los trasladan por 2.500 bolívares, cuando un pasaje en autobús cuesta 600 bolívares. Quienes tienen carros particulares toman las vías alternas por el sector El Cují para llegar a la Panamericana o tomar la vía de La Mariposa.

“Estamos volviendo al mediodía con permisos de los jefes y terminamos de trabajar en casa”, narra una vecina mientras hace sus compras en un abasto que empieza a quedarse solo con detergentes y algunas legumbres.

El sábado en la noche la represión fue más agresiva. En la noche dos jóvenes recibieron balazos y uno fue atropellado por una tanqueta de la GNB. “Tratamos de sacar a uno de los heridos por la redoma hasta la Panamericana para llevarlo a un hospital de Caracas y la GNB no lo permitió. Tuvimos que tomar las vías alternas que solo los sanantoñeros conocemos”, relata un rescatista.

Acotan que prefieren no revelar la identidad de los heridos ni las cifras, por seguridad.

Ayer los manifestantes anunciaron a sus vecinos y comerciantes que llegará el despacho de comida para los comercios.

“No queremos que nos llamen guarimberos. Somos estudiantes y profesionales que queremos vivir en democracia. Estamos en contra de los saqueos y lo que queremos es que la Guardia Nacional salga de nuestro municipio”, dice otro participante de la llamada Resistencia.

En Los Teques continuaban las barricadas en la Panamericana, mientras que el casco central tenía comercios abiertos. El Mercado Municipal aún no se recupera del saqueo a sus 40 carnicerías y charcuterías. Permanecen los vidrios partidos de todas las neveras.

Mientras que en Carrizal, luego de que los manifestantes el viernes tomaron el convoy de la GNB y lo quemaron, levantaron las barricadas. Los vecinos hicieron una caravana en sus carros para buscar nuevamente el apoyo de todos los que viven en Montaña Alta para permanecer en la calle de forma pacífica.

Hoy funcionarios del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro y Guardia Nacional Bolivariana entraron a la perimetral a las 6:55 am disparando bombas lacrimógenas y perdigones a las ventanas de los edificios y transeúntes que caminaban para ir a trabajar. Todos los transitaban fueron retenidos en el antiguo Restaurant Texas City y se los llevaron en Convoy.

La oración. Al amanecer el domingo la comunidad empezó a reunirse en asambleas para apoyar a sus vecinos que permanecen día y noche en la calle. Quieren constituir el Comité de Lucha No Violenta para ayudar a los muchachos que pasan día y noche en la calle.

En la asamblea tomó la palabra el párroco del pueblo de San Antonio, Armando Rodríguez, para anunciar que traería el Santísimo Sacramento para orar por Venezuela y tomarían el monumento a San Antonio que se encuentra en la Panamericana. Para lograrlo debían pasar el cordón de la GNB. “Necesitamos orden y disciplina”, les dijo.

A las 3:00 pm el párroco acudió al llamado de los obispos luego de hacer la Misa por Venezuela. Junto con sus feligreses renovó la consagración del país al Santísimo Sacramento. La comunidad bajó de sus casas, mientras los jóvenes de la Resistencia se quedaron en la Perimetral resguardando el lugar. En procesión trasladaron el Santísimo mientras el sacerdote encabezaba la caminata. Al llegar a la urbanización Los Castores, en donde murió el biólogo Diego Arellano el miércoles pasado, hicieron un minuto de silencio y continuaron.

Un GNB intentó parar la movilización de feligreses que se dirigía a la Panamericana, pero el sacerdote continuó su caminata y la GNB movió su convoy. Por primera vez en una semana una manifestación logró pasar el cordón de funcionarios, pero esta vez orando. Al llegar a la carretera cantaron el Himno Nacional.

El padre Armando pidió perdón por los gobernantes que han estado en el poder y que “con sus malas acciones contaminaron Venezuela”. Pidió perdón para los políticos que fallecieron para que rindan cuentas en el cielo y para que se perdone a la Fuerza Armada y a periodistas que se autocensuran. Extendió su bendición al municipio y toda Venezuela. “¿Vieron que se retiró la Guardia Nacional?”, preguntó. Alzó sus manos y gritó: “Sí se puede”. Los presentes siguieron coreando con él: “Sí se puede”.

La ausencia de los funcionarios solo duró horas.


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