Una multitud se protege con escudos improvisados y hace frente a un contingente de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB); una monja se dirige a un efectivo de seguridad para pedir el cese de la represión; un grupo de mujeres deja al descubierto su pecho como símbolo de rebelión y de resistencia en la ola de manifestaciones en contra del gobierno nacional, que ya suma más de 60 días en Venezuela.

Las escenas son apenas unas pocas de las cientos registradas en las movilizaciones  opositoras. Muchas quedaron capturadas bajo un lente gracias al titánico trabajo de reporteros gráficos, capaces de abrir ventanas para escapar de la censura. En sus fotografías, se evidencia la violación a los derechos humanos de los ciudadanos que salen a las calles pacíficamente para exigir democracia y libertad.

Uno de estos profesionales es Miguel Gutiérrez, fotógrafo de la agencia internacional de noticias EFE. Desde 2008 ha dejado constancia en imágenes de cientos de protestas efectuadas en Venezuela, un país convulsionado por la grave crisis política, económica y social.

Desde el 1 de abril, día que comenzó la ola de manifestaciones en contra del gobierno, la violencia y la represión por parte de efectivos de seguridad han marcado la agenda. A juicio del reportero gráfico, los efectivos han sido feroces al momento de dispersar las protestas. Destaca un caso: el ataque que sufrieron las personas de la tercera edad durante la marcha que intentó llegar a la Defensoría del Pueblo, el 12 de mayo. 

“El hecho de que no se respete a los ancianos de este país da mucho que pensar sobre los valores actuales de la sociedad venezolana”, refiere.

Gutiérrez considera que lo más difícil ha sido presenciar los abusos, la violencia y los entierros de los venezolanos que han fallecido como consecuencia de la brutal represión  de los cuerpos de seguridad del Estado y la actuación impune de grupos civiles armados. “La vida y las aspiraciones de muchas familias han mermado con las muertes de sus seres queridos”.

El fotógrafo también hizo cobertura a las manifestaciones de 2014 pero, a su juicio, no son iguales a las que se registran este año.

“Existen muchas diferencias. La más notoria es que las protestas actuales no tienen motivación política, como en aquel entonces (…)  Las de ahora están motivadas por la decadencia del país en crisis de salud, déficit alimentario, condiciones económicas y sociales generales. No cabe duda de que la oposición se enmarca de la protesta haciendo llamados y dando directrices, pero son los ciudadanos quienes han marcado la pauta y exigencias de las manifestaciones”, sostuvo.

Foto: Miguel Gutiérrez 

Las imágenes de Donaldo Barros, fotógrafo independiente, también han dado la vuelta al mundo. Ha logrado capturar momentos emblemáticos, que simbolizan perfectamente el significado de la resistencia cívica: un hombre desnudo con una Biblia en la mano pidiendo a la Guardia Nacional Bolivariana el fin de la represión o una monja conversando con un efectivo de la GNB con la misma plegaria.

Barros también considera que las protestas de este año tienen características distintas a las de 2014.

“Hay más organización, molestia, dolor, más necesidad de cambio”, asegura.

El reportero gráfico acude a las manifestaciones en contra del gobierno con un objetivo claro: informar con imágenes la realidad de lo que significa la lucha en la calle y el momento histórico que vive Venezuela.

“Para mí todo es importante, desde el que se ahoga con el gas lacrimógeno, el guardia que lanza una bomba, el que la devuelve. No es nada más la foto, el momento que está pasando Venezuela es impactante (…) Tengo la posibilidad de mostrar lo que se está viviendo, no me puedo quedar con los brazos cruzados. Tengo el compromiso conmigo mismo de servir”, sostiene.

Foto: Donaldo Barros

Rayner Peña también forma parte del grupo de reporteros gráficos que plasma en imágenes las protestas. Precisamente comenzó a trabajar en el portal web El Pitazo el 14 de febrero de 2014, tiempo de las protestas que formaron parte de “La Salida”.

Ahora, tres años después, percibe la nueva realidad de las manifestaciones en Venezuela. A su juicio, dos de los momentos más impactantes fue ver a dos jóvenes ardiendo en fuego por una bomba molotov y a un manifestante siendo arrollado por una tanqueta de la GNB.

Foto: Rayner Peña

Como todos, Peña sabe el riesgo que implica hacer su trabajo en medio de la arremetida de los funcionarios contra los manifestantes. Es consciente de que el casco y el chaleco que lo identifica como prensa no frenan a las fuerzas de seguridad. Ya lo ha comprobado: ha sido impactado en dos ocasiones con bombas lacrimógenas.

“Me motiva seguir contando historias. Nosotros también corremos el riesgo, pero creo que vale la pena si es por informar a los demás”, dijo.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) contabiliza los ataques en contra de los reporteros. De acuerdo con el gremio, más de 300 han sido víctimas de agresiones y persecución, principalmente por parte de efectivos de seguridad. 

En la Marcha por la salud y la vida, convocada hasta el Ministerio de Salud, varios reporteros gráficos resultaron afectados por una ballena de la GNB. Entre ellos Ariana Cubillos, una reportera de la agencia de noticias AP. Tras el impacto una de sus cámaras quedó destruida. 

Ante la ola de violencia, el SNTP pidió al Ministerio Publico interceder para garantizar a los periodistas el libre ejercicio de su labor. La Fiscalía respondió al llamado y solicitó que se implementen las medidas de protección para los comunicadores durante la cobertura en las manifestaciones.

El Tribunal Supremo de Justicia acordó nuevas medidas precautelativas para la protección del ejercicio del periodismo.

Sin embargo, los ataques a la prensa no cesan. Al contrario: se intensifican. El gremio aún espera que se cumplan las medidas de protección para garantizar el cumplimiento de su trabajo y su integridad.


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