Siempre pacífica y simbólica, es diversa y creativa la lista de protestas ciudadanas ocurridas desde hace 43 días.

Estas manifestaciones son indicativas de que “no hay vida en un país donde la familia está picada en pedacitos y el luto nos acompaña; hablan de una reacción cuyo mensaje es: mi mamá no vivió tres años más por falta de un medicamento, mi hermano tiene meses que no se bebe un vaso de leche, así que no me calo la escasez generalizada, no me calo la hiperinflación, no me calo lo que estoy viviendo”, comentó Luis Pedro España, sociólogo, profesor y director de Ratio-UCAB.

La gente ha participado en protestas multitudinarias, cacerolazos, vigilias, marchas, movilizaciones desde distintos puntos para coincidir en un destino común (por lo general, una oficina gubernamental), rituales, encadenamientos, misas fuera de las iglesias, trancones, guarimbas, el plantón y veladas de luces. Las más recientes, explica la historiadora Margarita López Maya, revelan una capacidad muy perspicaz para generar “fisuras” en el adversario.

El jueves 20 de abril Hans Wuerich, de 27 años de edad, irrumpió en el espacio dominado por los cuerpos policiales y trepó sobre una tanqueta; iba desnudo, con un libro en las manos y un bolso a la espalda. Recuerda López Maya que esta acción tiene detrás la imagen icónica del hombre del tanque de Tiananmén en China, en las revueltas de 1989: “El desnudo habla de una protesta muy económica y bastante efectiva. Esa imagen dio la vuelta al mundo”. El mismo presidente reaccionó muy rápido ridiculizando al joven, “pero no lo ha hecho más porque se debe haber dado cuenta de que al ridiculizar actos de tanta dignidad no hace más que ridiculizarse a sí mismo”, acotó España.

Tras anunciar su retiro del Festival de Teatro de Caracas, el 21 de abril, un grupo de actores se plantó ante la fachada del Teatro Municipal, donde discurría la primera función de la fiesta, con una pancarta en la que se leía el hashtag:: #SalimosDelGuaireLimpiosDeConciencia” en respuesta al desafortunado tuit “#AlGuaireLoQueEsDelGuaire” que el PSUV hizo circular por las redes el 19 de abril tras la zambullida que decenas de personas se vieron obligadas a hacer en el río pútrido para rehuir la arremetida de lacrimógenas de los cuerpos policiales. La “parada” actoral simbólicamente reintegró su dignidad a quienes cruzaron el río sufriendo heridas en el tránsito y asestó una lección al Ministerio de Cultura que retuiteó el mensaje oficial.

Con la consigna “No tenemos escopetas, nuestras armas son las tetas”, un grupo de mujeres entopless que acompañó la marcha del sábado 6 de mayo denunció la falta de medicamentos contra el cáncer de mama o la rabia que, en su límite, expresó una señora en un cartel mostrando su pecho amputado: “GNB, PNB, cubanos: a mí me falta una teta, pero a ustedes les faltan las bolas”.

Todos los derechos humanos son derechos corporales, escribió el analista Fernando Mires: “Las tetas no son un arma, pero sí son el símbolo de un arma que se erige como alternativa frente a esa otra arma: el falo, simbolizado en los fusiles, en las bayonetas y en las escopetas”. López Maya abrevió: “Que las mujeres se quiten las camisas habla de la creatividad en protestas no confrontacionales que consiguen que el adversario se enoje. Así la protesta se sale de lo ordinario y repercute políticamente, lo cual es muy positivo”.

Aún el inventario de protestas no se ha agotado. Subraya España que hasta ahora las movilizaciones han sido impulsadas por la emotividad y por el luto indeseable, pero dentro de poco deberían aparecer manifestaciones con “contenido”, que contemplen teatro callejero donde se les explique a los espectadores qué es una asamblea nacional cooperativista, por ejemplo. En Brasil, la gente mostró controvertidos muñecos con trajes a rayas para imputar a Dilma Rousseff; en Venezuela hay que mostrarle al pueblo quiénes son los magistrados. “Vamos a tener que usar la energía social para darle contenido a esa protesta que no ha ocurrido aún y que será la que tendrá más eficacia”, recalcó.

López Maya apuntó que estas protestas, por no ser violentas, tienen mayor posibilidad de alcanzar sus objetivos; además, el amplio apoyo de gremios, academias, universidades, frentes de defensa de la Constitución, sociedades de civiles, ONG, actores políticos y partidos, y el hecho de sostenerse en el tiempo han debilitado al adversario: “Comienzan a verse las fisuras en el bloque de poder: guardias escoltando a ciudadanos para protegerlos de paramilitares, actuación de la Fiscalía en una dirección inédita, son fisuras que van dejando al presidente debilitado nacional e internacionalmente, obligándolo a desplegar otras estrategias”.

“No le pidamos a la calle que resuelva los problemas de la crisis. Pero que las protestas continúen sin la certeza de que van a solucionar algo tiene mucha significación. Dentro de tres semanas la calle se puede volver a enfriar, pero volverá a encenderse porque estamos ante una crisis de ingobernabilidad”, concluyó España.


Topless aguerrido

Las mujeres que integran el colectivo ucraniano Femen (Kiev, 2008) irrumpen en topless, con letreros en el pecho, en eventos que vulneran derechos humanos y específicamente femeninos. En 2012, en Londres, manifestaron “contra el apoyo del Comité Olímpico a los regímenes islamistas sanguinarios”. En 2016 aparecieron en la Eurocámara para rebatir la “criminalización del aborto en Polonia”. “¡Agarra al patriarcado por los huevos!”, decía el cartel de la activista que atacó la zona de los testículos de la figura de cera de Donald Trump en un museo español. Las han apresado, demandado y liberado. Su lucha continúa.



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