Ayer los médicos del Hospital Domingo Luciani decidieron despertar del coma inducido a Jesús Ibarra, el joven de 19 años de edad que fue sacado con la ayuda de una cadena humana del río Guaire el pasado 1° de mayo, cuando se desvaneció por el impacto de una bomba lacrimógena en la cabeza.

Desde tempranas horas los médicos solicitaron hidrocortisona, haldol y el antibiótico meropenem. Entonces empezaron a llegar personas anónimas con medicamentos.

Otros llamaban y mandaban a desconocidos a llevar los fármacos en motos. Sus compañeros de la Universidad Católica Andrés Bello, en donde estudia Ingeniería en Telecomunicaciones, buscaban las medicinas que les solicitaban en el centro de acopio que hicieron. Las ayudas altruistas abundaron.

Al mediodía era la hora decisiva. Los médicos lo despertarían para saber si el joven lograba seguir viviendo. Ibarra despertó. «Movió las piernas.

Estaba pataleando. Me vio molesto como él siempre me ve (se ríe). Ahora le pondrán una placa en la cabeza y será el hombre biónico», vociferaba su padre con la voz entre cortada.

Su madre, Glisbely González, cuenta que viven en Petare y que desde 2014 Ibarra se escapaba de su casa para ir a protestar. Ella repetía una y otra vez: «No quiero ver los videos.

Me dicen que lo rescataron con una cadena humana en el río Guaire. Él fue a la protesta y aprovechó para vender roles de canela, porque él los vende en la universidad también para ganar dinero. Lo último que supe de él fue a las 3:00 pm.

Me llamó para decirme que le faltaba vender solo cinco, pero que no podía explicarme más porque la policía corría detrás de él. No me atendió más», cuenta su madre.

La mamá de Jonás Lugo, uno de los dos jóvenes que se prendió en llamas en medio de la protesta del miércoles y que también está hospitalizado en el Hospital Domingo Luciani, sube dos pisos cada cierto tiempo para saber cómo reacciona Ibarra, aunque no lo conoce. Ambas madres se dan ánimo.

Mientras, Jonás se recupera en un cuarto y pregunta por Víctor Salazar, el otro joven que tuvo quemaduras que abarcaron 80% del cuerpo y que fue trasladado a Terapia Intensiva en una clínica privada. «Yo protestaba porque no me quiero ir de mi país. Este es mi país», dice el joven de 21 años de edad que estudia Mecánica Automotriz.

Los padres de ambos afectados en las protestas niegan que algún miembro de cuerpos de seguridad haya acudido al hospital para detener a sus hijos. Solo recibieron la visita de funcionarios del Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo.


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