Durante cuatro años y un mes Lorent Saleh, quien fue dirigente del movimiento estudiantil, estuvo privado de ver cosas tan simples como el amanecer. Solo en contadas ocasiones sus custodios de La Tumba y El Helicoide le permitieron salir al sol.

“Nunca valoré tanto el sol y la luna como ahora que me los arrebataron. Nunca valoré más la democracia hasta que nos las quitaron”, declaró el pasado 9 de septiembre cuando cumplió 48 meses preso, sin imaginar que un mes después su historia cambiaria.

Ayer presenció de nuevo la alborada. Su vida cambió de rumbo. La sonrisa volvió a su rostro. Respiró aire puro, sobrepasó los barrotes de la cárcel y llegó a la libertad.

“Después de 4 años pude ver el amanecer. Lo vi en un país libre”, expresó entre lágrimas el dirigente de 30 años de edad desde el aeropuerto de Barajas, en Madrid, pero recordó que en Venezuela dejó 325 presos políticos, según cifras del Foro Penal. “Todavía hay compañeros presos, sufriendo, detenidos y con graves problemas de salud”, expresó.

A España llegó en un vuelo proveniente de Caracas acompañado del secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, Juan Pablo de Laiglesia.

“Simplemente me llamaron, me sacaron de la celda y me dijeron que iba a iniciar un nuevo proceso en mi vida pero no sabían qué era. Me montaron en un patrulla y me llevaron al aeropuerto”, contó al grupo de personas que lo recibieron, entre ellas, el presidente editor deEl Nacional, Miguel Henrique Otero; Ángeles Moreno, subsecretaria de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación; la eurodiputada Beatriz Becerra y el ex embajador de España en Venezuela Antonio Pérez-Hernández.

Saleh no dio mayores detalles de las medidas que le impusieron, solo informó que, desde ahora, está en manos del gobierno español.

Antes de abordar el avión se comunicó con su madre, Yamilet Saleh, a quien le informó de la decisión de la Comisión de la Verdad de la asamblea nacional constituyente de excarcelarlo con la condición de que dejara su país de origen, adonde fue extraditado por el gobierno de Juan Manuel Santos en 2014, a pesar de que se había exiliado en Colombia debido a la persecución por parte del gobierno de Nicolás Maduro que lo acusaba de terrorismo. Desde entonces fue privado de libertad. Nunca tuvo juicio; en los 4 años y un mes de prisión le difirieron en 53 oportunidades la audiencia preliminar.

Estuvo 26 meses en La Tumba, un sitio de reclusión ubicado en la sede del Sebin de Plaza Venezuela, 6 pisos por debajo del nivel de la calle. Según sus abogados y su madre, allí fue víctima de tortura y maltratos.

“A Lorent lo han torturado de la peor manera, tuvo dos intentos de suicidio en La Tumba. Lo hizo porque prefirió eso a ceder a los chantajes para que acusara falsamente a líderes opositores. No han logrado quitarle su dignidad ni doblegarlo”, declaró su madre el 18 de septiembre en la sesión de la Asamblea Nacional donde denunció las irregularidades y violaciones contra su hijo.

La comisión de la ANC argumentó que las medidas cautelares sustitutivas de privación de libertad se tomaron debido a que Saleh “manifestaba conductas violentas, destructivas y suicidas que ponían en peligro su integridad personal”, por lo cual coordinaron su exilio con autoridades del gobierno español que se encontraban en Venezuela desde el 9 de octubre.

Sus abogados y familiares no tenían conocimiento de la negociación hasta que recibieron la llamada el viernes. En ese momento su madre acudió a El Helicoide para verlo salir en libertad, pero llegó tarde. A las puertas de esa cárcel indicó que se había comunicado con su hijo, quien le dijo que estaba en el aeropuerto y se encontraba bien.

Desde entonces no escuchó más su voz hasta ayer en la madrugada, cuando recibió la otra llamada, esta vez desde España. “Estoy bien. Te amo. Gracias por todo lo que has hecho, mami. Te amo mucho”, expresó Lorent rodeado de un grupo de venezolanos que le dieron la bienvenida a ese país, gritando: “¡Valiente! ¡Valiente!”.

“Estoy en libertad, a mí nadie me va a desterrar de mi país porque pronto volveré”, manifestó Saleh, que en 2017 recibió el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia que otorga el Parlamento Europeo. Luego de eso, comenzó el chequeo médico para ingresar al país europeo, donde tramita el estatuto de refugiado. “Tengo problemas urológicos, espero poder tratarlos finalmente”, agregó.


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