La toma del Fuerte Paramacay en el estado Carabobo y la sustracción de armas liderada por el capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Juan Carlos Caguaripano, para intentar que militares se declararan en rebeldía contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro cambió la vida de Sol Závala, empresaria y fundadora del partido Renueva.

En la madrugada del 10 de agosto, apenas cuatro días después de la intentona de Caguaripano, un mensaje enviado por un grupo de Whatsapp alertó a Závala de la presencia de agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), que rodearon el edificio donde vive en la ciudad de Caracas.

Lejos de alarmarse o de planificar una huida, prefirió vestirse y prepararse para cuando tocaran su puerta. Como si la escena formara parte de un canal de televisión oficialista, los golpes fueron la carta de presentación de los funcionarios del Sebin, que con armas largas en las manos y los rostros cubiertos con pasamontañas, entraron a su casa, le pidieron su cédula y enseguida comenzaron preguntarle sobre la denominada “Operación David”.

“No conozco a ninguna de esas personas ni tengo vínculos con ellos. Nunca los he visto ni conozco nada acerca de un plan terrorista”, contestó Závala a los uniformados, que decidieron trasladarla a El Helicoide, cercano a la avenida Victoria de Caracas.

Nada más al llegar, se topó con Alfredo Ramos, alcalde del municipio Iribarren, en Barquisimeto, estado Lara, que lucía demacrado y desgastado por su estadía en prisión, una bienvenida que le causó temor por el lugar en el que se hallaba.

“El primer día sentí terror e incertidumbre porque me torturaran y por no saber cuál sería mi destino. Pensaba en mis hijos, mi madre y mis hermanos”, recordó Závala durante una entrevista con El Nacional Web

Luego de ser interrogada, la hicieron dormir su primera noche esposada a una litera que habían dispuesto en medio de una oficina administrativa que le sirvió de celda.

“No participé en marchas ni protestas opositoras porque no me parecen ideales. Mi única arma es la biblia”, solía responder cuando la interrogaban.

Pero en lugar de apaciguarse los ánimos de sus custodios, el 14 de agosto su situación se agravó, cuando el propio Gustavo González López, director del Sebin, la incluyó en una lista de 18 personas que fueron detenidas por su supuesta participación en la “Operación David”.

Entre los aprehendidos figuraban el presidente del Colegio de Enfermeros, Julio García; el presidente de Fetracarabobo, Omar Escalante; la presidenta del Colegio de Contadores Públicos, Rosmary Di Pietro, y “una ciudadana conocida como alias Sol”, detalló González López durante una rueda de prensa.

“Secuestrada por el Sebin”

Mientras estuvo presa en El Helicoide, a Závala nunca la presentaron ante tribunales ni le permitieron acceso a abogados o expedientes.

“Estaba secuestrada en el Sebin. No pasé por ninguna institución de justicia ni me dieron posibilidad de defenderme. Ni siquiera me tenían en su lista de detenidos”, denunció.

Sus captores, mientras tanto, alegaban que no era una presa política, sino que se trataba de una “testigo protegida”.

En medio del trajín, a la empresaria le allanaron su vivienda y su oficina. Además, desconocía su situación legal o cuándo sería liberada.

Mientras tanto, sus días siguieron transcurriendo en la misma oficina, donde optó por convivir con los agentes, a los que preparaba café y calentaba la comida, e incluso ayudaba con la limpieza, con el objetivo de darle un toque hogareño al salón.

“Me sentía como una superhéroe encargada de repartir amor. Siempre pensé en salir sin rencor ni odio”, alegó.

“¿Por qué no llegó Carlos?, ¿Qué habrá pasado con Luis?”, solía preguntarse en las madrugadas, cuando no estaba leyendo libros, orando o mirando televisión, medio que le sirvió para seguir en vivo la detención del propio Caguaripano a manos de la Policía del Municipio Sucre el 11 de agosto.

A pesar de su situación y de estar en desacuerdo con que la mantuvieran secuestrada, Závala admite que logró generar empatía con sus captores, al punto de que, según su testimonio, no se arrepiente de haberles brindado su cariño.

Por el contrario, lamentó que jóvenes de 18 y 19 años crezcan en un ambiente hostil como el que puede vivirse dentro de la sede del organismo de inteligencia. Algunos incluso llegaron a comentarle su desacuerdo con la situación del país y las medidas tomadas por el gobierno de Maduro.

De regreso a la libertad

 Závala fue liberada el 29 de septiembre. Desde entonces, insiste en impedir que se susciten casos similares al suyo, al tiempo que mantiene una mirada crítica tanto para el gobierno como para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

“El gobierno habla de paz y amor pero eso es contradictorio con lo que hacen: no quiero que nadie pase lo que yo viví ni que sigan llenando de dolor y tristeza a las familias venezolanas”, exigió.

Aunque no está de acuerdo con algunos pasos dados por la oposición, les pidió acordarse de los presos políticos que permanecen en El Helicoide y otros recintos carcelarios del país.   

“Pidieron a la gente que saliera a las calles y ahora no les prestan apoyo”, fustigó.

Por ello fundó hace una década el partido Renueva, que todavía no ha recibido su certificación por parte del Consejo Nacional Electoral. “Es momento de unirnos, reconciliarnos y hacer una tercera vía. Basta de politiquería”.


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