Carlos Vecchio tiene cinco años fuera de Venezuela. Era coordinador nacional de Voluntad Popular cuando a Leopoldo López  se le libró orden de captura por haber promovido la protesta popular en la calle en febrero de 2014.

López se entregó a las autoridades, pero Vecchio optó por el exilio y actualmente se desempeña como embajador del interinato de Juan Guaidó ante Washington. Su despacho coordina la alianza con el gobierno de Donald Trump para impulsar el fin del régimen Nicolás Maduro, con el que se exploraba una nueva instancia de diálogo en Oslo (Noruega). No muestra demasiada fe en ese proceso, pero destaca que la oposición acude en óptimas condiciones.

Es embajador de un gobierno sui géneris que intenta un diálogo con Maduro. ¿Por qué se acude a esta nueva exploración?

—El presidente interino Juan Guaidó lo ha dicho. A nosotros no solo nos ha llamado Noruega, también nos ha llamado el Grupo de Contacto y México, y a todos hemos dicho lo mismo: la solución de la crisis en Venezuela pasa por la salida de Nicolás Maduro del poder y esa instancia busca explorar las opciones para acelerar eso. Lo importante es mantener las posiciones. Todas las opciones pasan por la salida de Maduro del poder y si ellos no están dispuestos a discutir esto, no hay nada de qué hablar.

¿Qué tiene la oposición en el bolsillo para persuadir a un régimen que no quiere dejar el poder? Lo pregunto después de lo que ocurrió el 30 de abril, levantamiento que resultó un fracaso al final del día.

—Lo más importante que tiene, no la oposición sino la sociedad civil, es que es una mayoría clara. Si no tienes eso, no tienes nada. Maduro le teme a que no tiene respaldo popular y tiene que usar la intimidación para mantenerse en el poder.

En las protestas de 2017, Maduro tampoco tenía respaldo popular y la oposición también fue a un diálogo que fracasó.

—Sí, pero en ese momento no existía una oposición unificada bajo un liderazgo presidencial como el que ahora representa Guaidó. Segundo, en esas protestas el nivel de caos y crisis humanitaria no es el que estamos viviendo ahora, tenemos una población desesperada buscando una solución. Tercero, tenemos una Asamblea Nacional que ha sido un actor clave para generar la presión institucional.

Hoy tenemos un respaldo democrático de la única institución vigente en el país y a un Maduro que tiene una crisis absoluta de legitimidad y su entorno así lo entiende. Se tiene, además, a una comunidad internacional alineada como nunca antes, con un esquema de presión que se ha mantenido. El panorama es distinto a todos los intentos anteriores, y yo no veo esto como un evento sino como un proceso que va escalando. Estamos más cerca de lograr el cese de la usurpación.

Sobre los eventos del 30 de abril, rescato que desnudó que el círculo más íntimo de Maduro también está trabajando para su salida del poder, que ese círculo entiende que él es inviable, que él es parte del pasado. Lo entienden como un obstáculo. Es cuestión de tiempo y de mantener la determinación.

En las últimas semanas se han publicado informes sobre las expectativas frustradas del presidente Trump con respecto a una pronta resolución de la crisis. También se analiza que para él, el caso venezolano es más una ficha geopolítica de uso electoral, ¿cómo puede afectar esto la ruta de la oposición?

—Todos queremos la resolución del conflicto lo antes posible, incluyendo la administración Trump, y lo que puedo decir es que nadie ha dejado de hacer lo que hay que hacer para que eso sea posible. Creo, y así me lo han manifestado, que ellos tienen un compromiso con la causa venezolana. 

Personalmente, he estado en reuniones de coordinación en la Casa Blanca, con el equipo del vicepresidente, y he visto el compromiso que tienen de buscar por todas las maneras cómo acelerar los tiempos para que el pueblo de Venezuela deje de sufrir y llegue el cese de la usurpación. Ese compromiso también lo he sentido por parte del Departamento de Estado, encabezado por Pompeo, y ni hablar del Congreso, donde el apoyo es bipartidista.

¿No se generaron falsas expectativas?

—Lo que hay que transmitir no es desesperación sino determinación. Cuando vimos lo del 30 de abril, lo interesante fue que vimos que el régimen está colapsando. ¿Pensamos que esto podía haberse acabado antes? Seguro pasó por la mente de muchos de nosotros y estamos trabajando para eso, pero no podemos caer en el desespero y lo que tenemos que hacer es evaluar esto como un proceso y no como un evento.

¿Se adelantaron con el alzamiento del 30 de abril?

—No, creo que se ha hecho una falsa versión de esos hechos. Figuera (Cristopher Figuera, director del Servicio Bolivariano de Inteligencia en ejercicio y participante del levantamiento del 30 de abril, hoy en el exilio) lo ha dicho, que la actividad tenía que hacerse ese día, que él dio la orden, que tenía información de que él podía ser detenido o destituido, y era el momento; no hay ninguna posición adelantada.

Pero Leopoldo López terminó en una embajada…

—Pero está libre. Y demostramos que el régimen de seguridad está metido en la jugada para sacar a Maduro. Hoy está en una embajada de España mucho más operativo de lo que estaba antes, sin riesgo de ser sometido a una presión que pudiera llevarlo a la muerte. Eso es positivo. Leopoldo López era el preso político más importante del régimen, ¿cree que lo iban a dejar escapar? Ni el régimen cubano pudo detectar todo lo que se estaba haciendo.

¿No lo dejaron escapar como a Iván Simonovis?

—Simonovis se escapa también. Y si eso está así de colapsado en los niveles más altos, imagínate los de más abajo. Insisto en que hay que ir avanzando, verlo como un proceso.

Cuando me refiero a expectativa hablo de lo que se sentía en Venezuela en febrero, cuando se creó una narrativa en torno a una posible intervención militar liderada por EE UU ¿Hasta qué punto esa opción estuvo sobre la mesa, o está aún?, ¿o fue solo un juego de percepciones?

No puedo hablar por el gobierno de Estados Unidos, pero sí puedo referirme a lo que me han dicho, y es que con respecto a la crisis en Venezuela, ellos manejan todas las opciones. El presidente interino ha dicho que queremos procurar una salida pacífica, pero que está dispuesto a estudiar todas las opciones para salvaguardar la vida de los venezolanos, a quienes el régimen de Maduro está asesinando. Estas son situaciones extremas y Maduro tendrá que responder si quiere irse por las buenas o por las malas, pero él es el obstáculo para la paz en Venezuela.


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