Venezuela vive una de las más graves coyunturas de su historia, con una marcada crisis económica y una tensión social que va en aumento por la falta de diálogo entre el gobierno y la parte de la población que no lo sigue y quiere un cambio a través del referéndum revocatorio. Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, habla sobre la compleja situación que vive su país. -¿Cómo ve la situación en Venezuela? -La manera como Maduro ha actuado ante la crisis es aumentando la represión y los controles. La importación que nunca para en Venezuela es la de instrumentos represivos: tanquetas, bombas lacrimógenas. Cuando antes se era un poco permisivo con las manifestaciones espontáneas, actualmente se están reprimiendo mucho. -¿Por qué no se quieren reconocer las firmas para el referéndum? -Estamos en una dictadura que no respeta la independencia de los poderes. La estrategia de ellos es no respetar a la Asamblea Nacional. La única salida al problema institucional en Venezuela es el referéndum revocatorio porque todas las otras requieren del TSJ, que se comporta de una manera absolutamente arbitraria. Si se hace después de enero lo ganaría la oposición, pero entraría el vicepresidente, que es nombrado a dedo por el presidente. El revocatorio pasa por el Consejo Nacional Electoral, que de sus cinco miembros principales cuatro son militantes del PSUV, y lo que están haciendo es retrasar el proceso. -¿Hacia dónde va Venezuela? -Hacia un choque institucional fuerte. La Asamblea logró una popularidad muy grande. De hecho, su presidente, Henry Ramos Allup, se convirtió en alguien más popular que Henrique Capriles y Leopoldo López. Es más popular porque es el presidente de la Asamblea y tiene a la oposición funcionando. Pero si siguen aprobando leyes que el gobierno no acata, esa popularidad se va a ir al suelo porque la gente se va a desilusionar con la Asamblea. -¿Se percibe un enfrentamiento entre Diosdado Cabello y algún sector del Ejército? – El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, fue factor fundamental para que Maduro no hiciera fraude el día de las elecciones. Él le dijo a Maduro: «Si usted hace el fraude, no soy yo, son todas las Fuerzas Armadas las que no van a permitir eso». Ahí hay un dominio institucional. Entonces Maduro tuvo que acatar la decisión. Acató que funcionen, pues tienen la mayoría absoluta, pero después no cumple ninguna ley. -Maduro hace muy poco insinuó que podría disolver la Asamblea. ¿Lo podría hacer? -Él gobierna con el TSJ y el Alto Mando militar. Ese es su mecanismo de gobernar con todas las arbitrariedades que significa un gobierno autoritario, absolutista y que puede hacer lo que le da la gana. Si se le rompe una de esas patas… La del TSJ es muy difícil que se le rompa porque ellos acomodaron magistrados totalmente fieles al proceso y el Alto Mando no se va a resquebrajar. Es muy difícil, pero quedan los militares institucionales que en algún momento, como ha pasado mil veces en América Latina, actúan. -¿Cómo se entiende el tema del desabastecimiento? Hay muchas versiones en cuanto a que sí hay para unos, pero para otros no. ¿Es evidente? -Es superevidente. Está el tema de los «bachaqueros», una capa social que se ha dedicado a comprar productos subsidiados y venderlos a un precio mayor. Una enfermera gana más siendo «bachaquera» que en su trabajo como tal. -¿Qué opina de la promulgación de los 60 días no laborables para no consumir más energía? -Los venezolanos creen que la energía que consumen depende exclusivamente de la represa del Guri. El Guri es muy importante, pero la infraestructura eléctrica de Venezuela está desmantelada. La distribución, el mantenimiento de las plantas eléctricas, plantas que han comprado, pero nunca aparecen o que no las han instalado porque tienen años en unos depósitos hacen parte también del problema.


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