A las 11:00 am, 10 policías se avalanchan sobre Sergio Contreras (asistente del primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, Freddy Guevara) porque cargaba un megáfono, que usaba para animar a los manifestantes en Candelaria, a la altura del Sambil, y que pretendían llegar al Poder Judicial en rechazo al golpe de Estado. Los diputados Gaby Arellano, Jorge Millán, Luis Florido y Winston Flores trataron de evitar que se llevaran a Contreras y, a cambio, recibieron golpes, gas pimienta y lacrimógenas que afectó también a los niños especiales de la escuela Dora Burgueño. Contreras fue entregado al Sebin, así como un joven que caminaba por la avenida Vollmer.

A la 1:20 pm, un grupo de motorizados, con chalecos antibalas, cámaras y armas 9 mm, llega al lugar, empalme con la Vollmer; roban al equipo deCaraota Digital y disparan a ciudadanos que protestaban. El comandante de la PNB, G/D Carlos Pérez  Ampueda, fue testigo e incluso, él y el resto de los policías pudo haber sido herido porque, al pedirles que cesaran, recibieron una descarga de las armas. En el pavimento quedaron 7 casquillos que luego mostró Arellano, pero se oyeron 30 detonaciones que obligó a cientos de personas a correr y a buscar resguardo.

Los dos episodios evidencian lo que ocurre en Venezuela: reprimen, detienen y juzgan en tribunales militares a civiles que protestan, mientras grupos aliados del gobierno andan armados y actúan en el municipio Libertador, a pesar de que el Ministerio de Relaciones Interiores suspendió el porte de armas y que la PNB y GNB revisaban si la gente llevaba “armas bioquímicas”, o las bombas “puputov” (hechas de excremento), con las cuales las comunidades enfrentan la represión policial y militar.

“Donde los veamos agarraremos a esos sinvergüenzas, a esos vagabundos. Llamé a una unidad táctica para capturarlos y garantizar la seguridad de los manifestantes”, prometió Pérez  Ampueda, en tono molesto, aunque dijo que no respondieron, de forma contundente, porque solo llevaban equipos antimotines, escudos, mas no armas.

 “Lo triste es que la PNB debe garantizar la protección de los ciudadanos y se paraliza ante los colectivos”, lamentó Freddy Guevara. Arellano indicó: “Ni las balas ni la cárcel me asustan sino que (Nicolás) Maduro instaura su dictadura, amparados en grupos armados bajo su mando y el de (Diosdado) Cabello”.

Lo paradójico es que Caracas amaneció militarizada y que el gobierno colocó unos afiches: “Fuera el terrorismo. Esta es una zona de paz”. La GNB protegía las sedes de la Armada, en San Bernandino, y del TSJ, en la avenida Baralt, con murallas y cientos de funcionarios de seguridad, debido a la protesta Tu Escudo, la Constitución.  La PNB impedía el tránsito a la avenida Urdaneta, donde el gobierno instaló dos tarimas y efectuó un acto en apoyo a Maduro.  “Los policías que reprimen a ciudadanos incurren en delitos de lesa humanidad y pueden ser juzgados en instancias internacionales. Hay complicidad PNB-grupos armados que amenazan la vida de las personas y de paso las roban”, advirtió Jorge Millán.

A pesar de los disparos y de que desde los edificios Misión Vivienda pusieron música pro-Chávez, la gente regresó y permaneció frente al Sambil durante dos horas en el espacio que el oficialismo creía suyo. Luis Florido dijo: “Violan los derechos humanos porque estamos en Libertador”.

¿Y el derecho a la vida? A las 12:30 del mediodía, cientos de personas copan la plaza Francia, en Altamira. En el sitio los representantes del movimiento estudiantil esperan a quienes vienen de El Marqués para continuar camino al TSJ. Hay hombres y mujeres de distintas edades, tonos de piel, estatura. Pero todos tienen algo en común: exigir respeto a derechos inalienables como la salud, la seguridad, alimentación, la libertad de expresión, la vida. En el ambiente se percibe entusiasmo y también determinación.

A la 1:00 de la tarde la gente vitorea y sigue a los estudiantes que salen vía la autopista Francisco Fajardo. Es imposible contabilizarlos, salen de todas partes. Tienen entre 17 y 23 años de edad. Una mujer que lleva rosarios, entrega algunos a los estudiantes mientras los bendice y encomienda a Dios.

Un piquete de la PNB cierra el acceso a la altura de Campo Claro, lo que no impide la caminata. Los marchantes doblan hacia la autopista.

Son las 2:30 pm y el trayecto transcurre con tranquilidad hasta llegar a la altura de Las Mercedes. Se avista una tanqueta de la GNB y a un contingente de militares que intentan impedir el paso. El cielo muestra los hilos de las lacrimógenas al mismo tiempo que los gases hacen su efecto. Con un megáfono un funcionario advierte: “Los vamos a atropellar, no nos importa un coño de madre. ¿Ustedes creen que estamos jugando?”.

La gente intenta guarecerse, algunos de los jóvenes agarran las bombas y las devuelven. La represión se acrecienta. Humo, tos, carreras, miedo, impactos, muerte. Uno de los jóvenes es ingresado a la Policlínica Las Mercedes, Miguel Castillo Bracho, de 27 años de edad. A las 4:00 de la tarde, Gerardo Blyde, alcalde de Baruta, informa de su muerte. Lo mata un impacto en el pecho. Castillo era periodista e hijo de una funcionaria de la Alcaldía de Baruta. “Exigimos justicia verdadera, fiscal Luisa Ortega Díaz”, dijo Blyde. Salud Baruta atendió ayer, hasta las 4:00 pm, a 47 personas: por asfixia, 14; traumatismos 22; heridas, 4; quemaduras, 1; gestante, 1; síncope, 1; perdigón, 1; e irritación ocular, 3.

A las 5:20 pm, el alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, reportó que Salud Chacao ayudó a 84 personas: 2 heridos por bala (fuera de peligro); 65 por traumatismos; 5 por perdigones y por 12 asfixia. Ningún fallecido.

¿Radicales? No van a pasar, era la orden. Desde las 10:30 am, 300 policías tomaron la avenida Libertador, a la altura de Los Cedros, y no hubo Dios y su ayuda para que se movieran. A pocas cuadras ubicaron una tanqueta y la ballena, temerosos de que el piquete no pudiera contener la marcha.

El diputado Richard Blanco intentó mediar con la oficial de seguridad, Mónica Tineo, pero nada. “Estamos tranquilos, no tenemos armas; necesitamos avanzar. No somos revoltosos”, indicó a la policía, sin que cediera.

“Hay grupos radicales del lado de ustedes y, por todo lo que ha pasado, no podemos dejarlos pasar”, advirtió Tineo, quien admitió que nunca había visto tirar piedras o guarimbear al parlamentario. Dijo que rechazaba los abusos policiales y aclaró que quienes no seguían los procedimientos debían ser juzgados.

Oriette Capriles, hija del alcalde Antonio Ledezma, denunció que los verdaderos guarimberos están en Miraflores. Instó a los  policías: “No se dejen manipular más. Son los del gobierno quienes asesinan la Constitución”.

A las 11:30 am era evidente que avanzar por la avenida Libertador era imposible, por lo que caminaron hacia Sabana Grande.

A las 12:30 pm, a la altura de Bello Campo, quienes caminaban desde Los Cedros se juntaron con el mar de gente que iba hacia la autopista Francisco Fajardo. Quienes bajaban enfilaron hacia El Rosal, donde fueron reprimidos. La Fajardo volvió a ser campo de represión.


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