Luis Guillermo Parra Navas era un hombre ejemplar, dedicado a su familia y a su trabajo, en el que ya tenía 15 años de experiencia en la División de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), adscrito a la Brigada de Acciones Especiales (BAE) de la sede principal en Caracas. Sin embargo, una llamada cambiaría el destino de su vida por completo.

“Vete, que te andan buscando para matarte”, le dijo uno de sus compañeros de trabajo por teléfono. Un frío intenso le recorrió el espinazo; el temor y la ansiedad se apoderaron de él. “Ahora qué hago, para dónde voy”. Le informaron que tenía 30 horas para desaparecer, las cuales debía aprovecharlas bien, porque de ello dependía su vida, reseñó El Pitazo

El simple hecho de no prestarse para alterar las escenas del crimen para que hicieran parecer que la oposición tuvo la culpa, le costó una persecución que terminó con su salida del país por la frontera debido a que sus compañeros del Cicpc lo estaban buscando para detenerlo.

Navas tuvo que poner en práctica todo lo aprendido durante sus años como agente especial para poder salir de Venezuela. Comentó que luego de pasar muchas vicisitudes pudo llegar a San Antonio del Táchira, cuando lograba cruzar la frontera hacia Cúcuta, un Guardia Nacional lo detuvo y logró convencerlo de que era bachaquero e iba a comprar mercancía en el vecino país.

Al llegar a Colombia, abordó una patrulla de la policía municipal de Cúcuta, se les acercó y logró explicarles su situación, por lo que fue trasladado a la oficia de inmigración para que explicara su caso. Luego, tuvo que transitar cinco horas en lancha para llegar al poblado de Sapzurro, último asentamiento colombiano en la frontera con Panamá. Le tocó caminar durante tres noches y cuatro días para acercarse a Puerto Obaldía, donde le sellaron el pasaporte de entrada e ingresó sin mayor problema a Panamá.

A pesar de que logró ingresar al país centroamericano sin dificultades, cuando ya tenía seis meses y parecía que todo estaba controlado, fue secuestrado por tres hombres mientras caminaba por la ciudad, lo que activó las alarmas de nuevo. Logró escapar del suceso, sin embargo, pidió reunirse con la policía científica de Panamá y el secretario del Fiscal General panameño para solicitar protección.

“Fui interceptado por una camioneta de color negro, donde me intentaron secuestrar tres individuos, uno de color moreno con acento panameño y otros dos, que indiscutiblemente, eran venezolanos, policías o militares de mi país. Entre el forcejeo y la fuerza, logré escapar por esa vez”, contó el exfuncionario.

Luis Guillermo Parra Navas extraña su país, su familia y su trabajo, lo que más le duele es no poder ejercer su profesión en ninguna otra parte del mundo debido a la situación delicada en la que se encuentra.

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