Representantes de la Iglesia católica, de las universidades y de la dirigencia estudiantil señalan al presidente Nicolás Maduro como el principal responsable de la crisis del país y cuestionan que luego de cinco años de gobierno, en los que se han deteriorado todos los indicadores económicos y sociales, pretenda ahora como candidato negar su responsabilidad y prometa que será luego de las elecciones del 20 de mayo cuando se dedicará a reconstruir la economía.

Indican que los comicios no son la solución a la crisis, la cual requiere de atención inmediata. Abogan por detener la destrucción de las instituciones y atender urgentemente a los venezolanos. “El país se está desangrando mientras Maduro solo ve cómo se atornilla en el poder”, afirmó el cardenal Baltazar Porras.

Dijo que Venezuela “está en caída libre” pues han desmejorado todas las condiciones de vida de los ciudadanos. “Tenemos casi cuatro lustros de deterioro permanente, lo que causa el estupor de la comunidad internacional, que ve cómo un país con tantos recursos y posibilidades tiene a su población sumida en una pobreza y miseria cada vez mayores”, señaló.

Porras, quien es también arzobispo de Mérida, alertó que la que más sufre es la gente sencilla, las personas que tienen un empleo y viven de un sueldo mensual que apenas les alcanza para cubrir la comida de unos pocos días. Recriminó que el gobierno tenga dinero para hacer campaña y repartir en dádivas y no para las necesidades fundamentales de los venezolanos. “La Conferencia Episcopal ha sido enfática al señalar que no tiene sentido ocuparse de unas elecciones en estos momentos cuando la gente sufre tantas carencias”, indicó.

El cardenal cuestionó el chantaje al que son sometidos los empleados públicos. “No puede ser que reciban cualquier dádiva a través del carnet de la patria con la obligación de tener que votar por el gobierno en estas elecciones”, expresó.

Exigió al Ejecutivo que cumpla la Constitución. “Las elecciones deben hacerse a finales de año y con todas las garantías”, exhortó, y no libró de responsabilidades a la oposición, de la que dijo que se olvidó de orientar a la población en esta situación de desamparo.


Atraso. Benjamín Scharifker, rector de la Universidad Metropolitana, afirmó que si bien en el período de Maduro ha habido deterioro, el atraso viene desde más atrás. “No puedo denotar ningún elemento que signifique progreso”, afirmó. Y aunque las elecciones suelen ser oportunidades para renovar las políticas públicas, no hay esperanza de un cambio. “Esta elección no despierta ninguna expectativa. No va a pasar absolutamente nada”, subrayó.

Indicó que las casas de estudio superiores jamás habían estado en una situación tan crítica como la de este momento: “No solo es grave el aspecto salarial, que es importante porque los profesores no ganan lo suficiente para mantenerse, sino todos los aspectos. Vivimos un atraso muy grande”.

El académico aseguró que, en promedio, 25% de los estudiantes han abandonado sus carreras porque tienen que ayudar a sus familias, emigraron o han perdido la motivación de estudiar por los problemas que confrontan debido a la crisis.

Señaló que desde hace más de 10 años no se aprueban en el Consejo Nacional de Universidades programas nuevos para las universidades privadas. “Eso nos condena al atraso. En las instituciones públicas tampoco se satisfacen las necesidades de la población. El mundo se va desarrollando y las universidades no lo hacemos al ritmo que avanza el conocimiento”, aseveró.

El rector de la Unimet subrayó que debido a la gestión ineficaz del gobierno, Venezuela se ha quedado rezagada en tecnología y conocimiento: “Ya no tenemos esa capacidad debido a que nuestro equipamiento se ha quedado atrás, porque los profesores de mayor capacitación no sienten el atractivo para trabajar en el país. En las últimas décadas nos hemos paralizado completamente”.


Vacías. Alfredo García, presidente adjunto de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, afirmó que la crisis se agudiza diariamente. “Los servicios básicos se encuentran en profunda decadencia; las oportunidades para los estudiantes cada día se reducen más a irse del país o a abandonar los estudios profesionales. No parece que la situación vaya a cambiar para mejor en los próximos meses”, indicó.

Señaló que el 20 de mayo no habrá elecciones, sino un simulacro vestido de fraude. “Pretenden ser la solución política a un problema que no va a dejar de existir mientras quienes llevan gobernándonos por más de 18 años no salgan del poder”, agregó.

Aseguró que para que haya un cambio se debe iniciar un proceso que cuente con la participación coherente y unida de la oposición, reconociendo sus capacidades y entendiendo que se puede jugar en diferentes tableros sin anular la estrategia del otro y apuntando hacia el mismo objetivo. “Debe aumentar la presión internacional, que asfixie y aísle aún más a este totalitarismo vestido de gobierno y, sobre todas las cosas, con lo anterior ya ejecutándose, se debe iniciar un nuevo proceso de movilización social y de protesta pacífica”, manifestó.

Daniel Ascanio, ex presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad Simón Bolívar, señaló que las elecciones son una bofetada a todos los venezolanos. “Se burlan de la necesidad. Este gobierno es enemigo de la educación y del progreso porque sabe que las universidades son subversivas y van a estar en contra de lo que quiera socavar la libertad de pensamiento”, afirmó.

Dijo que las aulas de clase están casi vacías: “Los jóvenes no tenemos la oportunidad de alcanzar una formación de calidad porque el gobierno desde 2007 se ha encargado de asfixiar a las universidades”.

Erick Izaguirre, ex consejero y dirigente estudiantil de la Unimet, afirmó que la pretensión de reelección de Maduro es una ofensa a la inteligencia. “Cómo es posible que quiera seguir gobernando cuando aquí nada funciona. Con Maduro no hay nada. El cinismo de postularse nuevamente es una muestra de desprecio al pueblo venezolano”, subrayó.

Indicó que a los jóvenes les toca dejar de actuar aislados: “Es preciso entender que tenemos que sobrepasar esta situación. Hoy en día no hay una ruta, ni siquiera de la dirigencia política, porque abstenerse no es una vía. Debemos discernir cómo enfrentarnos a este gobierno”.


Renovar una oferta incumplida

Nicolás Maduro es el presidente de la República, pero como candidato promete lo mismo que no ha podido cumplir en cinco años de gestión. “Cada elección es una oportunidad para renovar expectativas y el chavismo ha sido bastante consecuente con ese criterio, aunque lo que se observe hoy sea un abuso de esa premisa”, señaló John Magdaleno, politólogo y profesor universitario.

“Una oferta que se apoye en la renovación de la expectativa sobre algo que el gobierno no ha cumplido tiene sus riesgos, sobre todo porque no estamos hablando de que este sea el primer gobierno chavista.. A medida que se acumulan los problemas sociales, sobre todo cuando se convierten en dificultades sistémicas, entonces el umbral de tolerancia de la población se reduce”, señaló.

Magdaleno aseguró que Maduro está construyendo la deslealtad de una parte de la base de los apoyos naturales. El chavista racional, que experimenta el impacto de la crisis, puede sentirse burlado, dijo. “Se expone a que una porción del chavismo vote en su contra, porque la suya es una oferta incumplida reiteradamente, lo que lleva al elector a considerar otras opciones”, recalcó.

Dijo que Maduro está haciendo una campaña que favorece a Henri Falcón, aunque subrayó que las elecciones presidenciales del 20 de mayo no son para nada competitivas. “En estos comicios no basta el voto, hay que emprender otro conjunto de operaciones para que una eventual votación mayoritaria se pueda traducir en un cambio político, en nuestro caso el inicio de una transición hacia la democracia”, afirmó.

El politólogo cree que para que Falcón sea presidente debe producirse una fractura de la coalición dominante. “No es el escenario político más probable. Deben quebrarse los sectores económicos, políticos, sociales y militares que le dan soporte al régimen autoritario. Una fractura que debe ser transversal: de las bases, los cuadros medios y los liderazgos”, puntualizó.


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