Los profundos desacuerdos estratégicos para enfrentar al gobierno de Nicolás Maduro han activado la fragmentación opositora. Esta situación se ha agravado después del 20 de mayo, cuando los adversarios de la revolución dejaron en evidencia la carencia de un plan concreto más allá de los llamados a participar o abstenerse en las elecciones presidenciales. 

“En su momento más precario, la oposición experimenta un proceso de creciente fragmentación interna en el que hay varias subcoaliciones: la MUD y el Frente Amplio, Soy Venezuela, Concertación por el Cambio y Prociudadanos. Tienen estrategias y abordajes distintos sobre cómo promover la transición hacia la democracia”, señaló el politólogo y analista de datos John Magdaleno.

“Soy Venezuela tiene una agenda bastante clara en intentar una intervención extranjera. En la MUD y el Frente Amplio algunos actores dicen que hay que luchar por garantías y condiciones y se está jugando simultáneamente en el tablero de la presión internacional, pero han surgido diferencias entre los partidos y la sociedad civil; la plataforma de Henri Falcón apenas está naciendo. Los desacuerdos opositores no se abordaron a tiempo y cuando se hizo no pudieron evitar las fricciones”, detalló.

Ante la ausencia de acuerdos estratégicos básicos cada facción desarrolla una agenda propia, con lo que se castran las posibilidades de un plan conjunto. “Lo que ocurre es que los tres principales sectores de oposición despliegan estrategias competitivas entre sí y se niegan mutuamente. La forma como han sido interpretados esos enfoques estratégicos hace que se planteen de forma más beligerante, es decir, por intermedio de descalificaciones y acusaciones mutuas”, sostuvo el analista político.

Añadió que otro punto neurálgico es que las estrategias particulares no han sido ejecutadas en su totalidad. “El Frente Amplio, que incluye a la MUD, no había desarrollado exhaustivamente la estrategia que seguía a la no participación electoral, aunque en lo esencial esta vía fue promovida por no tener cómo responder al fraude y a la reelección de Maduro.

Soy Venezuela ha insistido en la presión internacional y la promoción de la intervención extranjera; del lado de Falcón participaron, pero tampoco hubo un planteamiento de asumir la elección como un hito para promover una crisis política mayor, tras enfrentarse a un régimen autoritario y no competitivo”, explicó Magdaleno.

El fraccionamiento opositor no solo es dentro de la MUD, cada partido vive una revolución interna con el golpe que le han dado a los líderes perseguidos, presos, inhabilitados y en el exilio, acotó el politólogo Piero Trepiccione, coordinador del Centro Gumilla en Lara. “Los conflictos dentro de UNT, PJ incluso en AD y VP trascienden el seno interno e impactan el seno de la coordinación política de la principal plataforma opositora”.

Indicó que el fraccionamiento comenzó a gestarse luego de la victoria de las parlamentarias de diciembre de 2015: “Los dirigentes opositores creyeron que el mandado estaba hecho y faltaba poco para el cambio, entonces comenzaron a avanzar de forma personal y no grupal. La oposición luce hoy absolutamente desarticulada y desconectada del sentimiento mayoritario de 80% del país que rechaza a Maduro y clama por un cambio”.
 
Cabildeo foráneo. Los analistas creen que la presión internacional luce insuficiente, y es un mecanismo poco efectivo sin la conexión con las bases en el plano doméstico.

Magdaleno argumenta que no es censurable la decisión de los dirigentes que ponderaron los costos de quedarse versus los de irse del país. Sin embargo, sostuvo que en ese caso debieron hablar claro. Advierte que no existe una estrategia coordinada entre la agenda interna y la que se ejecuta en el exterior, a lo que suma que muchas fricciones domésticas también se exportaron.

“La oposición realiza un cabildeo ante organismos internacionales. Pero la presión internacional puede ayudar si se orquesta con lo que se hace en otros tableros: en la movilización social, en cómo se utiliza una elección cada vez que se plantea una coyuntura, como ahora los comicios de los concejos municipales, el posible revocatorio contra los diputados y el referendo para una nueva Constitución”.

Indica que en la medida en que no hay coordinación entre lo que ocurra afuera y adentro, hasta la propia presión internacional pierde eficacia. “Además la opinión internacional es volátil como para que se mantenga inalterable”, recalcó Magdaleno.

Agregó que el estudio de 70 casos de transiciones ha arrojado que solo en un tercio la presión internacional fue el detonante. Consideró esencial que la oposición trabaje en acciones como la articulación de las protestas por asuntos básicos que afectan a los ciudadanos y, por ejemplo, conforme redes entre sectores vecinos.

Trepiccione afirmó que desde el exterior se ha advertido sobre la necesidad de que la oposición no se conforme con luchar solo en el ámbito internacional y estructure una articulación interna sólida. 

“A la lucha interna hay que darle una direccionalidad estratégica capaz de lograr un vector de fuerza y que vuelva a subir la esperanza. En el continente han surgido quejas sobre el liderazgo opositor venezolano y respecto a la importancia de no abandonarse la estrategia dentro del país”, subrayó. 

La diáspora opositora
En el último año ha crecido el número de dirigentes políticos de la oposición que por distintas razones asumió la vía del exilio, pero todos con el denominador común de ser perseguidos o recibir amenazas por parte del gobierno.

Figuran siete alcaldes, más el ex alcalde metropolitano de Caracas Antonio Ledezma; cerca de ocho diputados, entre ellos el ex presidente de la AN Julio Borges, así como otros líderes de diferentes organizaciones políticas.

“El problema no es que se hayan ido. De hecho, se han reportado acciones que generan como resultados los debates dados en la OEA y otras instancias, mientras crece el número de países que se interesa por lo que ocurre en Venezuela. Pero en este caso, como en otras actuaciones de la oposición ha fallado la comunicación política sobre los objetivos de los esfuerzos que se hacen afuera”, expresó Piero Trepiccione. 

A su vez, John Magdaleno recuerda que el silencio genera rumores y manipulaciones. “Los que se quedaron acá tienen una demanda insatisfecha y objetivos incumplidos y deberían articular acciones con los de los mismos partidos que están afuera. De esta forma podría lograrse mayor coordinación entre lo que ocurre en materia de política doméstica y política internacional”, indicó.

Magdaleno refirió que Rómulo Betancourt, dirigentes de Copei y otras organizaciones estuvieron exiliados durante la dictadura perezjimenista, pero en algún momento debieron estructurar acciones y agendas para trabajar por el objetivo común.


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