La oposición no da marcha atrás y confía en el referéndum revocatorio contra Nicolás Maduro como herramienta para el diálogo y la paz. Dirigentes y manifestantes intentaron ayer, por segunda vez, llegar al Consejo Nacional Electoral para exigir que se cumplan los lapsos que activan la consulta, pero el chavismo cumplió a la fuerza su amenaza y no permitió que lo hicieran. Como aliados operaron seguidores del oficialismo y los cuerpos de seguridad del Estado, que activaron varios muros de contención para frenar la marcha. El primero fue de militantes del PSUV, que sorprendieron desde temprano al apertrecharse en Plaza Venezuela y evitar que opositores se reunieran ahí a las 10:00 am, como pidió Henrique Capriles. Se les unieron decenas de motorizados con banderas de Venezuela que se escondieron bajo un puente cerca de la sede del Poder Electoral en la zona. El tercer muro fue de la Guardia Nacional Bolivariana y de la Policía Nacional Bolivariana, que tomaron Plaza Venezuela desde temprano, lo que obligó a  opositores a reunirse un par de cuadras hacia el este, en la torre La Previsora. «¿Por qué ellos sí pueden estar aquí y nosotros no ? ¡Las calles no son de ellos!», reclamaba una mujer mayor a un policía. Y hasta francotiradores había en la sede principal del CNE, como denunció el propio Capriles. Plan B. Los manifestantes decidieron tomar la avenida Libertador, Capriles a la cabeza, con la esperanza de llegar al CNE. «Maduro está cagado, porque está revocado», gritaban, mientras se acercaban a un cordón de la PNB que les bloqueó el paso a la altura de Las Palmas. Capriles llegó al sitio con el alcalde de Sucre, Carlos Ocariz, y los diputados Julio Borges y Miguel Pizarro, de Primero Justicia, y pronto se les unieron el presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup, y los diputados Stalin González y Freddy Guevara, entre otros. Con bombas lacrimógenas, policías evitaron que la movilización siguiera hacia el centro de la ciudad. La situación se calmó y a las 11:12 am llegó en una moto, acompañado por motorizados de la PNB, el rector del CNE Luis Emilio Rondón para recibir un documento con las exigencias de los opositores: que se inicie pronto el proceso de validación de las firmas, que se cumplan los lapsos de la normativa electoral y que, tras la validación, se inicie la recolección de las firmas de 20% de los inscritos en el registro electoral (3,9 millones), paso que activa la consulta. El rector se comprometió a estudiar las exigencias. Pocos minutos después, a las 11:25 am, Capriles pidió a sus seguidores retirarse. Se fue y muchos se le unieron. Sin embargo, un grupo de jóvenes se quedó e intentó trancar la parte baja de la avenida Libertador. A punta de bombas lacrimógenas dispersaron a la mayoría. Una hirió en la cabeza a un hombre y cuando ya casi todos se habían ido un grupo volvió a trancar la Libertador y se enfrentó con policías, por lo que al menos siete personas fueron detenidas. Más calle. Tras la protesta, Capriles afirmó que volverán a las calles para exigir que se cumplan los lapsos del referéndum, aunque no precisó cuándo, y reiteró que solo puede haber diálogo si se activa la consulta: «El diálogo es el revocatorio». En compañía de dirigentes de la MUD afirmó que los objetivos se lograron: «Se entregó el petitorio, se hizo la movilización en Libertador. No se llegó a la sede del CNE, pero vino el CNE a donde estábamos». Ramos Allup afirmó que seguirán protestando: «Nadie nos puede contener, promover el revocatorio es un derecho. Es una forma democrática, pacífica y no violenta de salir de esta desgracia. Somos nosotros los que vamos a sustituir a este gobierno». Ambos dirigentes desestimaron la denuncia que presentará Jorge Rodríguez hoy en su contra por la violencia de las manifestaciones. «La violencia fue generada por infiltrados, pero por eso no podemos dejar de protestar», dijo Capriles, y Ramos Allup agregó: «Nadie nos puede imputar hechos de violencia». Ramos Allup confesó una intuición que casi pasa inadvertida: «No me extrañaría que el gobierno pretenda cambiar presos políticos por revocatorio. No lo sé, será olfato, kilometraje». El Dato Ayer no solo se frustraron quienes no pudieron llegar al CNE. Les ocurrió lo mismo a quienes tuvieron problemas para movilizarse en la ciudad. El gobierno ordenó cerrar 14 estaciones del Metro de Caracas para que nadie pudiera llegar al Poder Electoral. Un río de gente atravesó Caracas a pie. «¡Qué estupidez!, dejen a esa gente caminar al CNE. No tenemos leche para los niños, no tenemos pan, y ahora ni tenemos Metro», se quejó una mujer que debía ir a La Hoyada y nada tenía que ver con la protesta.


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