Las protestas de 2017 que fueron sofocadas por el gobierno y dejaron un saldo de más de 120 muertos, la implantación de una asamblea nacional constituyente, la derrota en las elecciones de gobernadores y el adelanto unilateral de las presidenciales, parecen haber dejado sin aliento a la Mesa de la Unidad Democrática. Su presencia en el mapa político apenas se siente.

“La oposición vive su peor momento”, aseguran analistas políticos. Advierten que la dirigencia está extraviada y no tiene una estrategia en común que capitalice el descontento que existe hacia el presidente Nicolás Maduro.

El experto Pedro Afonso del Pino afirma que el alejamiento entre la oposición y la ciudadanía comenzó en 2015, cuando en medio de la victoria de las parlamentarias la MUD hizo promesas que no pudo cumplir. La principal fue asegurar que durante el primer año de gestión de la Asamblea Nacional se sacaría al mandatario del poder.

“La estrategia que aplicó fue errada porque se apresuró. No supo capitalizar el triunfo de las parlamentarias. Las actuaciones condujeron a la oposición a un callejón sin salida, ahora no hay liderazgo ni orientación”, señala.

El politólogo Alfredo Coronil asevera que la crisis en la oposición es la consecuencia de que sus miembros hayan utilizado a la MUD para mejorar su posición económica y social, y no para convertirse en una alternativa democrática capaz de transformar al país y devolverle la institucionalidad. Considera que la alianza de partidos “pudo ser gloriosa”.

“A Maduro le tocó una oposición de segundones. Sus integrantes se corrompieron, dejaron a un lado el plan estratégico para acomodarse y se rebajaron al chavismo”, añade.

Además de desunirse, de acuerdo con Del Pino la oposición ha cometido otro error: crear expectativas de que la comunidad internacional resolverá los problemas internos. “Ningún gobierno ha caído por sanciones”, expresa.

Advierte que no haber participado en las presidenciales del 20 de mayo desarticuló aún más a la MUD a pesar de que el proceso fue convocado por la asamblea nacional constituyente. Resaltó que las experiencias en otros países demuestran que ninguna oposición que deje de participar en unos comicios, incluso organizados por “la dictadura”, alcanza el poder.

“La abstención no conduce a la fuerza política. Esa acción desesperanzó más a los venezolanos. Y levantar el ánimo implica que hablen con seriedad y sin levantar expectativas que lleven a la frustración como ocurrió hace tres años”, agrega.

¿Acabada? Desde el año 2015 el gobierno ha arreciado su ataque contra la oposición pero no ha logrado desaparecerla, según Fernando Spiritto y Del Pino. “Maduro tiene arrinconada a su disidencia porque no juega limpio: utiliza la represión, los recursos del Estado y el control de las instituciones para imponer su agenda”, indica Spiritto.

Coronil es más severo en su planteamiento. Asegura que la MUD se suicidó por las fracturas y los intereses partidistas. “Se destruyó ella misma. Ni siquiera Chávez lo hizo”.

Recientemente, la mesa anunció una reorganización de la plataforma que tratará nuevamente de atraer a su electorado y convencerlo de exigir unas presidenciales que cuenten con observación internacional y cumpla con los estándares democráticos.

Los politólogos señalan que si no hay un único vocero que se conecte con la gente, transmita las propuestas y actúe de manera concreta, el esfuerzo se perderá. “Cometerían un grave error si confunden reorganización con acción. El problema no es asignar roles, sino materializar planes que rescaten la voluntad de la gente y la credibilidad de la organización”, expresa Spiritto.

¿Qué hacer? Los especialistas coinciden en que la MUD tiene que comenzar por renovar sus partidos. Afirman que a partir de allí la coalición debe crear un mensaje atractivo que no solo tenga como consigna la salida de Maduro, sino que promueva un cambio de modelo totalitario a uno institucional. Luego, trabajar en una organización eficiente y sin desencuentros, lo que permitirá articular una estrategia.

“Una coalición necesita incentivo, que se sienta que hay un acercamiento al poder porque su agenda se impone sobre el gobierno. Si no existe, se rompe y los miembros buscan otras opciones para acercarse al poder”, puntualiza Spiritto.


Dirigencia perseguida

Leopoldo López, fundador de Voluntad Popular

El ex alcalde de municipio Chacao fue inhabilitado en 2008 por la Contraloría. En 2014 lo encarcelaron y en 2015 lo sentenciaron a más de 13 años de prisión por supuesta incitación pública a la violencia en las manifestaciones de 2014. En la actualidad tiene casa por cárcel.

Henrique Capriles, líder de Primero Justicia

El ex gobernador de Miranda participó en las elecciones de 2012 como adversario de Hugo Chávez, y en las de 2013 contra Nicolás Maduro. En 2017, a un año de celebrarse las presidenciales, fue inhabilitado por 15 años debido a supuestos hechos de corrupción.

María Corina Machado, coordinadora de Vente Venezuela

En 2011 comenzó su ejercicio como miembro de la Asamblea Nacional. En 2014 fue acreditada como representante alterna de Panamá ante la OEA. El presidente de la AN de entonces, Diosdado Cabello, dijo que había perdido su condición de diputada. Ese mismo año fue investigada por la Fiscalía por supuesta conspiración.


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