Un casco histórico lleno de afiches que tenían la consigna de “Yo soy Presidente” fue el escenario de la juramentación de Nicolás Maduro ante el Tribunal Supremo de Justicia.

Desde muy temprano, autobuses provenientes de todos los estados del país, colmaron el centro de la capital con seguidores del oficialismo que venían a respaldar al mandatario en las adyacencias de la sede del TSJ. Las esquinas de Capitolio tenían tarimas en las esquinas que animaban a los asistentes. “Venimos aquí a apoyar al hijo del comandante Hugo Chávez, nuestro presidente Maduro. Hemos resistido y no nos vencerán”, decían los presentadores.

En la avenida Baralt fue desviado el tráfico de vehículos. Solamente podían acceder los autobuses que traían manifestantes del interior, metrobuses llenos de trabajadores del Sistema Metro de Caracas, que estuvieron montados encima de las unidades durante su permanencia en la concentración, funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar y miembros del cuerpo castrense que se movilizaban en motos. Además,  agentes de seguridad y milicianos apoyaron en la organización del evento.

También asistieron militantes de los partidos Patria Para Todos, PCV, Tupamaro y ORA. Todos manifestaron respaldo a Maduro con reservas y reconocieron la crítica situación económica que atraviesa el país.

Un miembro del PPT señaló: “Venezuela está bloqueada actualmente y todos aquí lo sabemos. Es una situación grave, pero confiamos y esperamos que nuestro presidente tome las medidas necesarias para resolver esto”.

Elías Jaua, ex ministro del gobierno que recientemente criticó la gestión del Ejecutivo, también estuvo en la concentración. “A pesar de los errores y las críticas que he hecho, apoyo plenamente la voluntad del pueblo expresada el pasado 20 de mayo”.

Los pocos negocios abiertos de comida estaban vacíos, mientras que las loterías lucían llenas. Una cajera de una panadería contó que no había vendido demasiado a pesar de la cantidad de gente que había en los alrededores. Los vendedores informales señalaron que en anteriores concentraciones del chavismo se quedaban rápidamente sin mercancías, pero que esta vez no  lograron vender tanto. Muchos cargaban los productos que vendían en cajas del CLAP.

La mayor parte de los asistentes eran trabajadores de la administración pública, y cada grupo de empleados vestían uniformes que identificaba su procedencia. Un funcionario con varias hojas anotaba, cuando se conglomeraban todos en un lugar específico, el nombre y la cédula de los que integraban el grupo.

Las pancartas que llevaban eran austeras, hechas también con retazos de las cajas CLAP, mientras que otras fueron elaboradas con cartón común.

A las 10:00 am empezaron a llegar las delegaciones internacionales que acompañarían la juramentación. Luego del acto, uno de los asistentes dijo: “Maduro debe asumir de verdad esto, carajo. Esto no puede seguir así. Le estamos dando una oportunidad porque votamos por él, pero ya basta de esto”.


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