Los habitantes de Coche, Mamera, Candelaria, Lídice, la avenida Fuerzas Armadas y otras zonas del oeste de Caracas se desvelaron el jueves en la noche. Sus protestas contra el gobierno eran respondidas con una lluvia de gases lacrimógenos. Es lo mismo que se ha vivido desde el comienzo de junio en El Paraíso, el Valle, La Quebradita, La Vega y otras zonas de la capital. 

Todos los días, cuando se oculta el sol, se suma una zona a las manifestaciones en la que los vecinos evidencian su descontento ante la situación del país. «Desde el 1° de junio hemos documentado protestas en el oeste. Estas manifestaciones son inéditas en el municipio Libertador, se caracterizan por ser nocturnas y porque se realizan sin ninguna dirección política», indicó el coordinador del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, Marco Antonio Ponce. 

Señaló que cuando la gente regresa de su trabajo y se encuentra con los mismos problemas de desabastecimiento, escasez, crisis hospitalaria y deterioro de los servicios básicos, entre ellos el agua y la luz, sale a protestar. Indicó que el reclamo no solo está motivado por una demanda social, como era tradición; ahora los vecinos fusionan esta motivación con la demanda política y el rechazo al proceso constituyente convocado por el Ejecutivo en mayo. 

«Se identifica a un solo responsable de los problemas: el presidente Nicolás Maduro. 

Anteriormente se imputaba la responsabilidad de los problemas al gobierno. La protesta en los sectores populares, a los que se han sumado sectores rurales de varios estados, tiene carácter pacífico. Se hace principalmente con cacerolas y obtiene como respuesta de las autoridades una represión indiscriminada y salvaje hacia los vecinos que incluye a niños, adultos mayores y pacientes con enfermedades crónicas. El gobierno tiene tolerancia cero a estas protestas. La represión es el resultado de la implementación de las fases uno y dos del Plan Ezequiel Zamora», expresó el coordinador del OVC. 

Recordó que el Plan Zamora «promueve y consolida acciones conjuntas de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, milicianos y civiles armados, facultándolos inconstitucionalmente para actuar en el control de orden público o en cualquier otro ámbito que decidan es de su interés». 

Sectores clave

Ponce sostuvo que aunque las familias requieren descanso, protestan porque sus neveras están vacías. Cuando los reprimen, con gases lacrimógenos o amedrentan con tanquetas, salen a cerrar las calles para impedir el paso de la fuerza pública. 

«Hasta ahora las protestas más grandes se han dado en El Valle, Coche, Montalbán y El Paraíso. Pero las más simbólicas han sido en Candelaria y la avenida Urdaneta. 

Son clave porque están cerca de los centros de poder e históricamente los afectos al gobierno han impedido que se proteste allí. Sin embargo, en estos últimos días los vecinos lo han hecho sin miedo. Hay un sentimiento nacional que comenzó con la clase media y se ha extendido a los sectores populares, por lo que es de esperarse que crezcan estas manifestaciones. Son demandas con muchas legitimidad», aseveró Ponce. 

Dijo que en el 23 de Enero, las protestas de los vecinos han sido más tímidas porque son rehenes de los colectivos. 

«Las protestas se van agudizando porque el gobierno es quien tiene la posibilidad de que el conflicto disminuya y no ha hecho nada para lograrlo», subrayó. 

«Se han vuelto más pobres» 

El sociólogo Trino Márquez dijo que la protesta en los sectores populares revela que el conflicto social trascendió Altamira y el este de Caracas, zonas simbólicas que el gobierno ha querido hacer ver como una suerte de gueto de la oposición.

«Cuando la manifestación llega al oeste es porque Caracas reacciona al deterioro de la calidad de vida, que incluye el deterioro del Metro, que era un símbolo de modernidad. Es una reacción conflictiva porque se han vuelto más pobres y sobreviven en medio de la crisis.

Los sectores populares están impulsados por el miedo a vivir en condiciones infrahumanas y a perder la libertad. Esta realidad hace que no tengan miedo a la represión y a las amenazas», argumentó.

Márquez afirmó que las protestas populares comienzan a tener eco en otros estados. Dijo que contrario a la versión del Ejecutivo, no son motorizadas por la MUD. «Las manifestaciones son una respuesta a la destrucción de la democracia y a la destrucción del país.

No todas las dictaduras destruyen las naciones, pero aquí han confluido ambos factores», subrayó.

Sostuvo que la única manera de enfrentarse al gobierno y detener la constituyente es con la presión de calle: «Esto no se va a detener, la represión aumenta la protesta».

«Mayor penuria, mayor irritabilidad». El abogado y politólogo Luis Salamanca explicó que el inicio de la protesta fue la respuesta a las sentencias 155 y 156 del TSJ sobre la ruptura del orden constitucional, pero la manifestación multitudinaria del 19 de abril marcó una nueva fase.

«Ahora la protesta es multipropósito o paraguas y abarca todo el malestar social. Es un catalizador del malestar nacional.

Ya no es un día, es una protesta sostenida. Uno de los objetivos, que era conquistar el oeste, se ha ido logrando. Si todos estamos más empobrecidos, los sectores populares lo están más y sufren más. No solo la clase media, ahora también estos sectores comenzaron a expresar su rabia por falta de medicinas, alimentos, porque no tienen trabajo, porque no hay elecciones, porque los están matando, contra la constituyente», explicó.

Salamanca dijo que aunque los miedos se han ido superando, incluso el temor a ser detenido o atacado, y hay un despertar en el oeste, la zona aún no sale totalmente a las calles. Sostuvo que las protestas sociales aumentarán, con lo que se cree que crezca también la represión del gobierno.

Señaló que la MUD y especialmente los diputados se han organizado para las movilizaciones contra el gobierno, pero la protesta del oeste se da porque «cuando hay mayores penurias los ciudadanos tienen más irritabilidad y llega un punto en que explotan».


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