El obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta envió mensajes a Nicolás Maduro y a la fuerza armada nacional relacionados con la crisis humanitaria que agobia al país y la ayuda internacional que desde la semana pasada llegó a Colombia y Brasil con el objeto de ingresar a Venezuela en los próximos días y que se niegan a recibir.

El Obispo planteó la posibilidad de realizar elecciones incluso con un ente comicial distinto entre otras.

“Debe escuchar al pueblo que está pidiéndole un cambio de orientación política. Le está pidiendo que se dé la posibilidad de una nueva dirección  ¿Por qué no se arriesga a convocar a unas elecciones libres, con un nuevo CNE (constituido por representantes de todos los partidos políticos y por instituciones nacionales que tienen que ver con la academia, la economía, los obreros) y con la posibilidad de otros candidatos? Abra la puerta y póngase a un lado. La inmensa mayoría de los venezolanos está pidiendo que ya no siga al frente del Poder Ejecutivo. Es bueno recordar, al haber celebrado este 15 de febrero pasado 200 años del Congreso de Angostura, lo dicho por  Simón Bolívar en su discurso: ‘El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política’. En estos momentos, nuestro pueblo carece de felicidad, tiene hambre y carece de estabilidad política. Arriésguese, y la historia será mucho más benigna con Usted”, señaló el obispo de la Diócesis de San Cristóbal.

Moronta indicó a Maduro que si escuchara al pueblo y su clamor, “de verdad, se podrían dar pasos que podrían abrir las puertas para resolver la crisis, sin conflicto, sin violencia y sin derramamiento de sangre. Hay muchas cosas que el mismo pueblo ha venido diciendo. Lástima que haya habido oídos sordos para eso”.

El vocero de la iglesia católica en Táchira le indicó a Maduro que si presta atención a los ciudadanos podría sensibilizarse por sus necesidades y carencias. Dejó entrever la contradicción entre quienes respaldan la negativa de recibir la ayuda humanitaria y sus penurias.

“No impida la ayuda que podemos darnos entre nosotros y la que se pueda recibir de otros países e instituciones internacionales. No diga que no es necesario. Fíjese en algo delicado: a muchos sacerdotes y laicos, instituciones de esta región acuden silenciosamente un sinnúmero de oficiales de las Fuerzas Armadas, de los altos puestos del Gobierno, para que les podamos conseguir, en Cúcuta,  medicinas para ellos o sus familiares, alimentos, etc. Ciertamente que no se lo dicen por miedo. Pero eso es verdad”, agregó.

Moronta lamentó la diáspora de venezolanos que deben buscar en otras tierras mejor calidad de vida y sostenimiento de sus familias.

“Nuestra nación es rica y puede ser capaz de crear condiciones de vida que permitan  a los ciudadanos ser gente honesta, progresista y constructora de futuro. Pero está siendo expoliada por quienes explotan irracional e inhumanamente las minas y otros rubros de la economía del país. Atrévase a mirarle los ojos a nuestros niños, a los adolescentes y a los ancianos, a los jóvenes y adultos: y descubrirá que se sienten abandonados, maltratados”, señaló.

Moronta preguntó a Maduro por qué quería asustar a las personas con la activación de alcabalas en la ruta a la frontera y con piquetes militares para impedir el ingreso de la ayuda humanitaria.

“¿Sus asesores e informantes no le han dicho que la gente está resteada? Evite el derramamiento de sangre; deje a un lado la persecución a los disidentes; escuche y sienta el padecimiento de un pueblo que quiere libertad y justicia, pero con dignidad y sin opresión. Usted suele hablar de las influencias del “imperio”. Soy de los que creo que debemos reafirmar continuamente nuestra independencia y autonomía. Pero eso es válido también para aquellos países que quieren imponer en Venezuela una ideología que rompe con la integración latinoamericana, desvaloriza a la persona humana y destruye la grandeza de una sociedad. No nos sigan hablando del “mar de la felicidad” cuando estamos en medio de un océano de inquietudes, desesperanzas y destrucción.


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