Día de dolor, día de indignación. Hasta el Himno Nacional se llenó de llanto, pero fue un día de compromiso. El asesinato del estudiante Juan Pablo Pernalete por cuerpos policiales durante la protesta del 27 de abril y de los caídos en los últimos días, lejos de intimidar, movilizó ayer a la gente que está dispuesta a seguir en la calle hasta lograr la restitución de la Constitución, la salida de Nicolás Maduro del poder y elecciones generales.

La procesión partió del parque Miranda donde la Asamblea Nacional efectuó una sesión especial y llegó a Altamira, frente a la torre Británica, sitio en el que Pernalete recibió el impacto de una bomba lacrimógena en el pecho, que le destrozó el corazón. “¡Maduro, asesino!”, fue un grito de miles de voces que se oyó antes de que se oficiara una misa, se hiciera un minuto de silencio, se aplaudiera y se colocara una ofrenda floral a los caídos.

Los diputados y el gobernador de Miranda Henrique Capriles encabezaban la marcha, y a su lado estudiantes, ciudadanos, en su mayoría mujeres, religiosas como la madre Esperanza, de la congregación de Chacao. “No soy venezolana, pero siento como el pueblo sufre por la falta de medicinas y lucha por la libertad, por la paz y la justicia. Por eso los acompaño”.

Iban en silencio, con las manos en alto, con el dolor en sus almas. Los religiosos rezaban el Santo Rosario por los caídos, por los presos políticos y por Venezuela. El padre Nelson Reverol, del vicariato de San Juan Bautista, roció agua bendita por el lugar, a los manifestantes y hasta a un grupo de policías de Miranda, y le dijo: “La próxima vez que te vea no cargues ese collar de Orula. Es la brujería, un mal que han traído al país”, clamó a un agente, sin referirse a que los babalaos han crecido en Venezuela desde la llegada de los cubanos, traídos por Hugo Chávez en 2002.

La indignación llegó al punto que Capriles anunció ayer que desconocía a Maduro como presidente: “Él ordenó el asesinato de venezolanos, y es culpable de la represión y de la violación de derechos humanos. No es mí presidente. Él, junto con el general Fabio Zavarce y el ministro Néstor Reverol, es responsable de la muerte de Juan Pablo. Que esas muertes motiven a seguir en la lucha. No vamos a dejar que sigan destruyendo al país. Lloremos porque esas lágrimas serán alegría mañana. Que la indignación sirva de fuerza para seguir adelante. Ya nos robaron el derecho al voto; no dejemos que nos roben la esperanza”.

Los estudiantes se comprometieron a defender la democracia hasta dar la vida por lo que, al igual que la dirigencia y diputados de la MUD, fueron aplaudidos.  Haisler Iglesias (UCV) pidió: “Que el dolor no se convierta en desesperanza. La muerte no tiene la última palabra, así que vamos a resistir hasta lograr el sueño de Pernalete de vivir en democracia, en un país libre”.

Los artistas exaltaron a los manifestantes a no tener miedo, pues confían en que la presión en las calles y el aislamiento del gobierno en el ámbito internacional tendrán como resultado elecciones generales. “Perdimos a Pernalete, un joven, pero la voluntad de lucha está intacta y no nos van a detener”, expresó Caterina Valentino, quien pidió a la FANB que cesara la represión.

Rolando Salazar no hizo humor ayer, sino que resaltó a los muchachos que salen a protestar, sin armas, y elevó una oración por quienes se fueron y por quienes siguen aquí de frente contra la dictadura: “Esos jóvenes vienen con sus sueños, con ese don de libertad que lleva cada venezolano”.

A las 3:15 pm, hicieron una cadena humana alrededor de la plaza Francia, en Altamira, donde esperaron a los universitarios, a Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, y al alcalde de Sucre, Carlos Ocariz, que caminaron desde la Universidad Metropolitana luego de asistir a una misa por Pernalete. 


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