Un grupo de 12 constituyentes, que apoyaron a Hugo Chávez en 1999 y lo representaron en la Asamblea Nacional Constituyente, se mostraron indignados ante la crisis social, económica y política que atraviesa el país y demandaron el restablecimiento del orden constitucional, el cual consideran fue quebrantado cuando el Tribunal Supremo de Justicia arrebató funciones al Poder Legislativo.

“Ni aún la declaratoria de estado de excepción suspende  el ejercicio de los derechos políticos de la ciudadanía. Ni interrumpe el funcionamiento de los órganos de los poderes públicos ni exime a las autoridades  del cumplimiento de sus obligaciones y responsabilidades. En esta hora de la patria cada quien está llamado a cumplir su deber. La propia carta fundamental convoca a defender su vigencia y a desconocer a quien menoscabe o vulnere principios, garantías y derechos consagrados  en la Constitución ¡Ante la inexistencia del estado social de derecho y de justicia todos los ciudadanos estamos llamados al restablecimiento de la Constitución!”, emplazan en un comunicado suscrito en Maracay.

Los constituyentes son Ricardo Combellas, Ernesto Alvarenga, Alberto Jordán Hernández, Antonio Di Giampaolo Bottini, Carlos Tablante, Leonel Jiménez Carupe, Haydee Brizuela, Reinaldo Rojas, Florencio Porras Echezuría, Jesús Molina Villegas, Froilán  Barrios Nieves y Geovanny Finol Fernández. 

“La crisis se ha incubado progresivamente y el proceso de deslegitimación está en pleno desarrollo, por lo que obstruir una eventual válvula de escape, mediante artimañas administrativas y subterfugios legales, hará cualquier desenlace más difícil y traumático. Las detenciones arbitrarias,   las inhabilitaciones administrativas y la vergonzosa existencia de presos políticos tornan cada día más compleja la delicada situación del país”, advirtieron.

Los redactores de la Constitución de 1999 señalaron que la protesta de ciudadanos se une al reclamo y las exigencias del concierto de las naciones que advierte  sobre la violación de derechos humanos y la alteración del orden constitucional.

“Hay una perniciosa confusión entre partido, gobierno y Estado, lo cual subyuga a la persona que lo tolera y asfixia al ciudadano que se le opone. Los términos revolución y socialismo no están establecidos en el texto de la carta magna, ni el modelo de Estado comunal. La Constitución que describe la nación federal y descentralizada, con el paso del tiempo y el peso aplastante del centralismo, se ha vuelto letra muerta”, lamentan.


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