Luego de padecer más de 120 horas de fallas eléctricas, comienza otro día en la ciudad de Caracas. Las personas salen a las calles con la expectativa de poder iniciar su jornada laboral, aunque la noche anterior anunciaron en cadena nacional que habría reducción del horario de trabajo hasta las 2:00 de la tarde. Pero tienen otra preocupación, también deben resolver la escasez de agua que afecta la Gran Caracas debido a los constantes cortes de luz.

En la Avenida Principal de Los Ruices un grupo de ciudadanos ha decidido protestar contra las fallas en los servicios básicos. Trancan la calle para exigir el “cese de la usurpación” de Nicolás Maduro.

“Maduro es incapaz de resolver los problemas que tenemos”, reclama un hombre que es respaldado por todos los manifestantes. Mientras, más vecinos se suman a la convocatoria de la oposición venezolana.

“El usurpador no tiene capacidad para restablecer todos los servicios básicos. No hay luz, no hay agua; las personas no tienen cómo afrontar esta situación. El mensaje a Maduro es que cese la usurpación y nos deje participar en elecciones libres”, dice a El Nacional.

Al fondo, varias personas comienzan a gritar “libertad, libertad” y otras les piden a los conductores que busquen una vía alterna.

Transcurre la mañana y los caraqueños caminan por la Cota Mil con tobos y envases de plástico de todos los tamaños, a pesar de que vehículos transitan a gran velocidad por el lugar.

Foto: José Daniel Ramos

Este distribuidor se ha convertido en un punto estratégico, ya no es solo una vía que une la ciudad de centro a este, sino también una zona de “aprovechamiento de agua”. Habitantes de todas las zonas de la Gran Caracas acuden a ese lugar para obtener el líquido.

Rostros cansados y largas colas es lo que se observa en cada toma. Bajo un sol inclemente las personas relatan que tienen más de 15 días sin el servicio, por lo que han tenido que buscar la manera de conseguir agua.

“Estoy aquí desde las 5:00 de la mañana. Tengo más de 15 días sin agua y así está la mayoría de los venezolanos. He visto en varios puntos a mucha gente desesperada por esta situación”, dijo Francisco Redo.

En las tomas de la capital se observan también grupos familiares y de vecinos que se han puesto de acuerdo para llenar entre todos la mayor cantidad de recipientes. Pedro Rodríguez indica que, además del agua, le preocupan los apagones que se han registrado en el país desde el 7 de marzo.

“Lo más difícil es el esfuerzo físico, porque puede que no haya luz cuando llegue a la casa en la noche. Lo que les pido a las autoridades es que se vayan y nos dejen resolver esta situación”, expresó Rodríguez.

Es un día laborable; sin embargo, muchas personas se han visto obligadas a ocuparse de ese problema. 

“Tengo más de cuatro horas aquí intentando agarrar agua. Tampoco tenemos luz y es difícil hacer algo así, por eso le digo a Maduro que se ponga las pilas porque ni siquiera podemos trabajar”, manifiesta un hombre mientras arrastra los envases al ritmo que se mueve la cola.

Algunos caraqueños tienen días acudiendo a la quebrada Chacaíto, al pie del Ávila, para llenar sus pipotes, tobos y envases. Bajo el sol del mediodía una mujer se encuentra dentro de la quebrada lavando ropa.

“Esto no se aguanta, es una lucha psicológica. Traje los uniformes de mis nietos, aunque seguro que no van a tener clases. Es horrible lo que estamos viviendo los venezolanos. No creo que esto cambie porque nosotros mismos somos los culpables”, dice mientras lava las franelas.

Foto: Jose Daniel Ramos

Más adelante se escucha un alboroto, una mujer discute con un hombre porque este tiene seis envases. Otros explican que todos los venezolanos padecen la misma situación y que es momento de la solidaridad.

Hay vehículos estacionados a lo largo de la avenida Boyacá. Van a ser las 2:00 de la tarde, hora en que acabaría la jornada laboral, pero la insatisfacción no tiene horario. Habitantes de la avenida San Martín protestan, a pesar de la presencia policial, para exigir la restitución de los servicios.

“No hay luz, no hay agua, solo queremos que Maduro se vaya”, gritan los manifestantes.

En medio de las dificultades que padecen, los venezolanos se mantienen esperanzados en que la situación del país mejorará y que pronto volverán a gozar de mejor calidad de vida. “Hay que seguir pa’lante, no nos van a terminar de humillar”, dice una anciana bajo un sol sofocante mientras carga cuatro envases de refresco que ahora están llenos de agua.


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