Ayer en la plaza del Rectorado de la Universidad Metropolitana el ambiente era de desolación. Los presentes, vestidos de luto, lloraron a Juan Pablo Pernalete, quien falleció el miércoles al recibir un impacto de bomba lacrimógena en el pecho durante una protesta en Altamira.

La comunidad universitaria, vecinos del sector y algunos políticos participaron de una emotiva misa para rendir honores al estudiante de 20 años de edad. Sus amigos, con la voz entrecortada, relataron que Pernalete se caracterizaba por su buen humor, sus ocurrencias y nobleza.

Todos coincidieron en que su muerte no será en vano y esperan que motive a los venezolanos a reflexionar sobre la necesidad de un cambio en el país. “Él está más que nunca con nosotros. Para Juan el riesgo era perder la libertad”, expresó Valeria Guilarte.

Destacaron la habilidad que tenía para el básquetbol, deporte que practicaba desde el colegio y que le mereció varios viajes fuera del país y galardones. En el equipo de la Unimet portaba el número 6.

Su camiseta fue expuesta al lado de una pancarta con su nombre, donde los asistentes colocaron flores, velas e incluso un balón en el que se leía: “Dejaste una huella indeleble en cada uno de nosotros. Esta partida la ganamos”.

Marvid Alfonso, uno de sus compañeros de equipo, señaló que Pernalete era muy solidario y prestaba ayuda a quien lo necesitara. “Mi mamá me buscaba en las prácticas a las 9:00 pm y un día se tardó por un inconveniente. Él fue uno de los pocos que se quedó conmigo”, recordó.

María Antonieta Rubino estudió bachillerato con él en el Colegio María Santísima, ubicado en El Marqués. Contó que el muchacho cursó un año de Medicina en la Universidad Central de Venezuela y luego se cambió a la Unimet, donde estudiaba el segundo trimestre del ciclo introductorio a la carrera de Economía. Para las próximas vacaciones, planeaban viajar en grupo a Punta Cana.

“Con él no existía la palabra aburrimiento. Era leal y honesto. Siempre me protegía”, expresó la joven. Añadió que constantemente le pedían que no se expusiera en las manifestaciones. “Él me decía que rezaba el Salmo 91 (de la Biblia)”.

Juan Pablo también era amante de los animales, tenía varias mascotas y le gustaba rescatar perros callejeros.

“Hermano, cuando te levantamos y te montamos en la moto… Creíamos que se trataba de un error. No había manera de entender que esto había pasado. Te aseguramos que seguiremos con nuestro deber de promover un mejor futuro”, dijo Erick Izaguirre, consejero universitario de la Unimet y miembro del movimiento Unimet Lucha.

Foto Manuel Sardá


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