Venezuela es una inagotable agenda informativa. Los venezolanos en el exterior deben lidiar con un constante ciclo de tragedias. “Qué agradable sería, a veces, despertar, mirarse en el espejo y no ver, primero, a un venezolano en el exterior, y después, a una persona. Qué respiro”, señala la revista Gatopardo.

Se calcula que 3 millones de venezolanos han emigrado, “casi todos a ser pobres, pero libres”. Escapar de la situación en Venezuela se convirtió en un privilegio; no morir de hambre, en un logro, así como no temer a las arbitrariedades cotidianas. Pero ¿cómo se le explica a un extranjero lo que ocurre? Los enfermos, los presos políticos, los torturados, los muertos.

Es difícil que alguien que no esté familiarizado con el tema entienda cuál es la problemática en Venezuela. “Llega un punto en el que te limitas a decir: da igual, solo importa que cuando leas esto sepas que representan a un sistema, que hay suficientes muertos en el camino como para asegurar que nada de lo que hagan es aislado ni puntual”, asevera el artículo de Gatopardo.

Asimismo, resalta que simplemente “a veces no se puede” hablar desde el tecnicismo ni desde las cifras frías; sino que a veces “lo único que se quiere es abrirse el pecho y dejar que sientan el vibrar de nuestros muertos”.

Con los abusos muchos pueden empatizar, pero el nivel íntimo de pérdida, quizá, solo termine siendo propio de un venezolano.

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