La Comisión Interamericana de Derechos Humanos instó este miércoles en una nota al Estado venezolano a investigar los presuntos actos de tortura a los que fue sometido el capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo.
«La CIDH condena la tortura y espera el compromiso de todos los Estados para combatirla”, manifestó la presidente del organismo, Esmeralda Arosemena de Troitiño.
El gobierno venezolano confirmó el sábado la muerte de Acosta Arévalo, quien se encontraba bajo custodia de funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar y que fue señalado de participar en una conspiración para derrocar a Nicolás Maduro.
Dos militares de la Guardia Nacional Bolivariana han sido detenidos por supuesta responsabilidad en esa muerte.
Acosta Arévalo fue torturado hasta la muerte y la última vez que se le vio con vida, cuando se presentó ante un tribunal militar, no podía mantenerse en pie o hablar, según la defensa y voceros de la oposición.
Con base en la información que ha recibido, la CIDH apunta que el militar estaba en silla de ruedas, tenía las uñas ensangrentadas, no podía hablar y solo asentía cuando le preguntaban si había sido torturado en la Dgcim.
El 22 de mayo, la Comisión había expresado preocupación por el recrudecimiento de las condiciones de detención en la Dgcim y dijo que había recibido información alarmante sobre supuestas torturas, así como tratos inhumanos, crueles y degradantes.
La CIDH reitera en la nota que el Estado venezolano tiene el deber de investigar de oficio y con la debida diligencia todas las muertes de personas que se encuentren bajo su custodia.
Señala que esas investigaciones no solo deben estar orientadas a establecer los responsables materiales de los hechos, sino también los posibles autores intelectuales y a las autoridades que pudieran ser responsables por acción u omisión.
LA CIDH, con sede en Washington, es un organismo técnico que se encarga de la promoción de los derechos humanos en el continente y depende de la Organización de Estados Americanos.