De traje verde olivo, botas militares, boina negra con una estrella al frente, barba y cabello ligeramente ondulado, Humberto López, conocido como “El Che” venezolano, se pasea altivo en su jeep Willys por las calles de Caracas: “¡Eh, Che!, ¿cómo va la cosa?”, le gritan al paso.

Con parsimonia, levanta una mano para responder al saludo. Inclina la cabeza y enciende un habano, lanza unas bocanadas de humo y mira fijamente bajo sus cejas espesas, seguro de su indiscutible parecido con el personaje histórico que encarna.

Nacido en la popular barriada 23 de Enero, donde está sepultado el líder socialista Hugo Chávez, de pequeño, según cuenta, pintaba la imagen del guerrillero en paredes y cuadernos.

“A algunos chamitos (niños) les han inculcado a Superman… yo seguía al Che”, relata López en una esquina del centro de Caracas, sentado en el jeep, que lleva al frente una placa roja donde se lee en letras blancas: “Chávez”.

Pese a sus simpatías por Chávez y el Che, el ‘Che venezolano’ es crítico del presidente Nicolás Maduro y de la severa crisis que sufre Venezuela, con los alimentos y la inflación.

“Cuando gobernaba Chávez, las personas, hasta de la misma oposición, decían que era muy bueno, pero que lo que lo rodeaba era lo que no servía. Pues lo que lo rodeaba es lo que está gobernando ahora”, opinó.

A su juicio, ni Maduro es un “dictador”, como le llaman sus adversarios, ni Venezuela es socialista: “Nunca hemos tenido las mieles ni hemos palpado lo que es socialismo”, aseguró.

“Y ¿dictador Maduro? es demasiado grande esa palabra, creo que es más bien una anarquía lo que existe, porque él dice: ‘vamos a controlar los precios’ y al día siguiente aumentan”, criticó.

Si el Che resucitara, dice, volvería a la tumba. “Un cartón de huevo cuesta ahora lo que costaba un vehículo en los años 1970”, dice abriendo grande los ojos, alzando los hombros.

Pero el ‘Che venezolano’ niega que haya “saltado la talanquera” (volverse contrario). Los opositores, opina, “son los mismos misántropos que ya nos malgobernaron”.

“Nos manipulan los políticos de un bando como del otro. Hay que buscar una tercera vía, un nacionalismo verdadero”, agregó.

“Pero el pueblo tiene todavía esa esperanza de que va a haber un cambio. Yo no lo veo cerca, veo más bien una implosión social. No vamos a aguantar tanto. ¡Yo soy más realista que comunista!”, concluyó.

Una vez, durante una transmisión televisiva –recuerda– Chávez le dijo a Fidel Castro que en Venezuela también había un “Che”. Pero Humberto se describe como un seguidor de su pensamiento, no un fanático ni un imitador.

 “El fanatismo te convierte en idiota. Si el Che era marxista yo no lo soy. Soy nacionalista. Discrepo con el Che que decía ‘al imperialismo ni un tantito así’. Yo digo: ‘al imperialismo chino ni un tantito así’”, dice juntando las puntas de sus dedos índice y pulgar.

Para el ‘Che venezolano’, Venezuela debe negociar con Estados Unidos, la empresa privada y los inversionistas extranjeros porque “aquí no producimos nada”.

Más allá de diferencias y semejanzas con el Che, Humberto rechaza tanto la imagen del héroe rebelde estampada en “condones, sostenes, pantaletas y llaveros”, como la de un despiadado asesino comunista que promueven los detractores del guerrillero.

“Hablar del Che es hablar del hombre nuevo, de crear hombres que actúen por instintos morales y no por dinero. Y creo que en este siglo XXI no hay ni un ser humano que haya seguido su legado”, lamentó.

Humberto se ha ganado la vida como mecánico, electricista y pintor, pero sobre todo ha sido un activista seguidor de Chávez y el Che Guevara.

Conduciendo su jeep por una concurrida calle, entre edificios de donde cuelgan enormes pancartas de Chávez y Maduro, explica lo que es “ser el Che en el andar, en el accionar, el no envidioso ni intrigante, el no falso”: “Decía el Che que la mentira es la antesala a la traición. Y es así”.

“Yo soy el Che”, sentenció.


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